El programa conjunto se implementó en el distrito de Kono para mejorar la gobernanza sostenible e inclusiva de los recursos naturales, así como para diversificar las oportunidades de medios de vida sostenibles para los jóvenes y las mujeres en la agricultura, la acuicultura y el procesamiento de alimentos. El programa promovió las alianzas público-privadas en la gobernanza de los recursos naturales, así como un diálogo efectivo entre los socios y las iniciativas de desarrollo local.
Los suministros de diamantes están llegando a su fin, por lo que los mineros artesanales tienen pocas oportunidades para asegurar sus medios de vida
Sierra Leona es un país rico en recursos minerales, donde los diamantes son los principales productos de exportación. A pesar de los vastos recursos minerales, la mayoría de las personas viven en la pobreza (53,8%). La tasa de pobreza es especialmente alta en las zonas rurales (72,2%). Además, los diez años de conflicto destruyeron la mayor parte de la estructura social y económica e infraestructuras del país. El brote de ébola de 2015 expuso la debilidad de estos sistemas y otras vulnerabilidades específicas como la seguridad alimentaria y el agua y el saneamiento. El brote de ébola ralentizó la recuperación y el desarrollo. Los principales desafíos del país son los altos niveles de pobreza y desempleo, especialmente entre los jóvenes y las mujeres. Los jóvenes se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas porque carecen de las habilidades y los recursos para tener un empleo remunerado. Aproximadamente el 70% de los jóvenes están subempleados y viven por debajo del umbral nacional de pobreza. Muchos de los jóvenes desempleados son excombatientes que regresaron a Kono en busca de las ganancias rápidas de la minería artesanal.
Kono fue seleccionado como la región objetivo porque tiene uno de los sectores minerales más productivos del país, diamantes y oro, pero carece de fuentes alternativas de ingresos y se enfrenta a la degradación ambiental. Como resultado, este distrito es una de las áreas menos desarrolladas de Sierra Leona, con complejos desafíos de desarrollo y potencial de conflicto. Las reservas de diamantes están llegando a su fin, por lo cual los mineros artesanales se quedan con oportunidades mínimas para asegurar sus medios de vida. Además, la economía local se ve obstaculizada por los bajos niveles de educación y habilidades entre los jóvenes, el desarrollo limitado del sector privado, el poder adquisitivo local débil y la infraestructura deficiente. Los ingresos generados a través del sector extractivo no se invierten lo suficiente en el desarrollo local, donde el agua potable es limitada y las fosas profundas excavadas para los diamantes plantean serios riesgos ambientales y de salud. La desconexión entre las expectativas del público sobre los rendimientos de los ingresos mineros frente al lento ritmo del progreso económico y social está creando tensión y aumentando el riesgo de conflicto. Además, las altas tasas de desempleo entre los jóvenes, las oportunidades limitadas de educación, salud y servicios sociales crean desafíos adicionales para el distrito de Kono.
El programa promovió un modelo integral a través de la colaboración de múltiples partes interesadas entre las agencias de la ONU y los socios nacionales. Se centró en la gobernanza de los recursos naturales y la diversificación de los medios de vida de los jóvenes y las mujeres en Kono a través de la creación de empleo y oportunidades comerciales. La participación del PNUD y la FAO en sus áreas de especialización ayudó a proporcionar servicios, mientras que las organizaciones locales facilitaron el contacto con las comunidades. Los principales beneficiarios del programa fueron jóvenes desempleados (15-35 años), con un énfasis en las mujeres. El programa identificó a los beneficiarios que vivían por debajo del umbral nacional de pobreza de $2 al día.
Los jóvenes recibieron 800 alevines para repoblar estanques
El diseño del programa consideró que Sierra Leona se vio muy afectada por el ébola. Si bien gran parte de la financiación de emergencia se centró en combatir el virus, también fue importante empezar a trabajar en la resiliencia de las personas y las comunidades tras la recuperación. El programa invirtió en desarrollo sostenible, empleando métodos adaptativos para llegar a grupos específicos. Las actividades del programa tuvieron como objetivo aumentar el conocimiento y la participación inclusiva en la gobernanza de los recursos naturales, promover un diálogo efectivo para las iniciativas de desarrollo local y promover opciones alternativas de medios de vida para los jóvenes pobres y desfavorecidos. El programa contó con la participación de las partes interesadas y creó conciencia sobre una intervención de recuperación de tierras que involucra la extracción de parcelas, incluidas las tierras agrícolas.
El programa promovió empleos para jóvenes y mujeres y fortaleció el diálogo local al tomar en cuenta las necesidades de las comunidades y desarrollar capacidades a nivel local. Se formaron asociaciones en torno a la agricultura, la acuicultura, el mini procesamiento y el comercio. Se crearon 650 medios de vida sostenibles para jóvenes (160 mujeres): pequeños negocios y parcelas agrícolas que iniciaron tras recibir cursos en habilidades vocacionales y empresariales.
Los jóvenes recibieron capacitación en: agricultura, soldadura, electrificación, refrigeración, mecánica automotriz, manejo de camiones pesados, máquinas pesadas, operaciones, colocación de bloques y software informático. 200 jóvenes (114 mujeres) fueron capacitados en agronegocios y recibieron productos para cultivar terrenos dedicados a la extracción (se recuperaron 20 acres de tierra y se cultivó arroz, vegetales y producción de árboles). Además, 150 jóvenes (48 mujeres) se formaron en gestión de recursos naturales y se involucraron en proyectos de recuperación de tierras. Algunos mineros artesanales expresaron un fuerte deseo de comenzar la recuperación de tierras cuando cesaran las operaciones mineras.
Para garantizar que estos medios de vida se vuelvan sostenibles, se brindó asesoramiento a los 650 jóvenes para que pudieran comprender los requerimientos iniciales y desarrollar planes de negocios. Además, se construyeron 24 estanques de peces y 8 gallineros en Kono para crear fuentes alternativas de ingresos para los jóvenes en la avicultura y la piscicultura. Esto aumentó los ingresos de 1.220 jóvenes y ayudó a mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria en Kono.
Se realizó un estudio sobre mecanismos de resolución de conflictos, que identificó problemas comunes de las actividades mineras en Koidu y permitió a las partes interesadas crear plataformas para el diálogo abierto y la resolución de disputas sin recurrir a la violencia o generar conflictos. Más de 450 personas (20% mujeres) de 25 organizaciones asistieron a sesiones de sensibilización. Otras 60.000 personas fueron blanco de una campaña de divulgación en los medios de comunicación sobre gestión ambiental, políticas y leyes mineras, y enfoques de defensa para la gestión de recursos naturales.
Se brindó capacitación a 60 empleados del Sistema de Administración del Catastro Ambiental sobre licencias ambientales e informes de monitoreo. Además, con el apoyo del Centro para la Red Internacional de Información de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Columbia, el programa trabajó con la Agencia de Protección Ambiental para monitorear los cambios ambientales a través de una base de datos SIG (sistemas de información geográfica) centralizada y capacitar al personal para producir, interpretar y compartir información basada en imágenes satelitales. El acceso abierto a las bases de datos sobre el uso de recursos naturales y los cambios ambientales permitieron un catastro actualizado, fomentando la transparencia y la rendición de cuentas.
El apoyo a la gobernanza de los recursos naturales resultó en la firma con Koidu Holdings del primer acuerdo de desarrollo comunitario en Kono. La ley exige un acuerdo de desarrollo de la comunidad, que asigna los ingresos de las actividades extractivas a las comunidades locales. Este tipo de acuerdo generalmente se negocia entre empresas extractivas y comunidades de acogida. Un acuerdo de desarrollo comunitario en el distrito de Kono fue el segundo de este tipo firmado en el país y siguió meses de conversaciones con contrapartes corporativas. Como resultado del acuerdo, el 0,25% de los ingresos de exportación de la compañía minera se invertirá en desarrollo comunitario. El primer pago de 190.000 dólares fue para apoyar proyectos comunitarios que reducen las tensiones comunitarias y crean medios de vida para reducir la pobreza.
El programa sufrió retrasos durante la implementación a causa del brote de ébola, que tuvo un impacto devastador en el país. El programa contribuyó en gran medida a las fases de respuesta y recuperación al apoyar a las personas más vulnerables de Kono. Además, las elecciones nacionales de 2018 tuvieron un impacto en la implementación del programa al cambiar los puntos focales clave del programa.
Firma del Acuerdo de Desarrollo Comunitario con la industria extractiva en la ciudad de Koidu, comprometiendo el 0.25% de los ingresos totales de exportación de la compañía minera para el desarrollo comunitario
El programa tuvo dificultades con el presupuesto original por la alta inflación del país. Hubo disponibilidad limitada de la mayoría de los productos del programa, lo que resultó en importaciones de alimentos para aves. Los suministros limitados de algunos equipos también presentaron un desafío.
Las pagas diarias asociadas a la capacitación vocacional de los participantes atrajeron a algunos jóvenes por las razones equivocadas, lo que desmotivó a muchos aprendices y afectó a la asistencia. Los jóvenes desmotivados causaron algunos retrasos en la impartición de los cursos. Dar claridad a los planes de implementación, recursos y criterios de inscripción del programa podría ayudar a gestionar mejor las expectativas. El programa también encontró dificultades para llegar a algunas comunidades beneficiarias distantes por las deficientes condiciones de las vías de acceso.
La implementación del programa sufrió demoras severas causadas por el brote
de ébola, que tuvo un impacto social y económico devastador en el país
El modelo innovador e integral del programa tuvo éxito al proporcionar medios de vida sostenibles y revertir la excesiva dependencia de la industria extractiva. La instalación de estanques y gallineros para el desarrollo local se puede replicar en otras regiones de Sierra Leona, para proporcionar medios de vida sostenibles y mejorar la seguridad alimentaria y nutricional. Un acuerdo de desarrollo comunitario, que es un ejemplo de una alianza público-privada efectiva, garantizará la propiedad y la sostenibilidad de los resultados. Basándose en este resultado positivo, la Agencia Alemana de Desarrollo ha financiado un proyecto adicional centrado en fortalecer la capacidad institucional para la toma de decisiones, el monitoreo y la evaluación en el distrito de Kono.
