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Estudio de Caso

Las comunidades indígenas y afrocolombianas del Chocó promueven su seguridad alimentaria


SDGs ADDRESSED

Objetivo 2: Hambre Cero Objetivo 3: Buena salud

Este estudio de caso se basa en las lecciones aprendidas del Las Comunidades Indígenas y Afro-colombianas del Chocó promueven su seguridad alimentaria y nutricional
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1. RESUMEN

La intervención tuvo como objetivo mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades indígenas y afrocolombianas seleccionadas en el Departamento del Chocó, en Colombia. Se hizo especial hincapié en visibilizar la desnutrición infantil -sobre todo en niños y niñas de hasta cinco años de edad, con énfasis en los menores de dos años-, y en reconocer su asociación con factores alimentarios, de salud, higiene y cuidado. Para ello, se desarrolló la estrategia de prevención titulada ‘Seres de cuidado’, que incluyó 13 prácticas claves en salud para evitar la desnutrición infantil. Las mujeres gestantes y las madres en lactancia no sólo se beneficiaron de este aprendizaje, sino que también participaron activamente y promovieron el respeto y la protección de los derechos sociales, culturales y económicos, en especial, el derecho a la alimentación.

El programa suministró mensualmente paquetes de alimentos a las familias con niños en riesgo de desnutrición

El programa suministró mensualmente paquetes de alimentos a las familias con niños en riesgo de desnutrición

El programa se desarrolló en 58 comunidades -25 afrocolombianas y 33 indígenas- de 9 municipios -Quibdó, Carmen de Atrato, Rioquito, Nóvita, Sipí, Tadó, Istmina, Medio San Juan y Litoral del San Juan-,  disminuyendo en un 28% la prevalencia de desnutrición aguda y en un  45%  la  prevalencia  de

diarrea en los niños y niñas. En total, 2.943 familias fueron beneficiadas.

El presente estudio de caso tiene como propósito exponer los aprendizajes, resultados y ejemplos prácticos de esta experiencia, de modo que sirvan para reforzar el conocimiento sobre los programas de seguridad alimentaria y nutricional.

2. SITUACIÓN INICIAL

El Departamento del Chocó está situado en el noroeste del país. Cuenta con una superficie de  46.530 km2 y es el único departamento colombiano con costas en el Océano Pacífico. El Chocó tiene una población de 454.030 habitantes, siendo el 70% de los municipios eminentemente rurales. Es considerado como una de las regiones del mundo con mayor riqueza en recursos naturales y la presencia de comunidades afrocolombianas e indígenas imprimen a esta región de una gran  riqueza cultural, ya que estos pueblos han conservado sus lenguas y costumbres. Sin embargo, la economía del Chocó es frágil. Depende de la minería, la explotación forestal, la pesca, la agricultura y la ganadería. La minería es la industria que tiene mayor prevalencia en el Producto Interior Bruto (PIB) del país, con una participación del 30%. Aun así, el auge minero en Chocó está asociado también a las condiciones de pobreza. Esta actividad implica altos riesgos ambientales, sociales y de exacerbación de la violencia por el control de los recursos.

La región presenta niveles de pobreza y calidad de vida inferiores a los promedios nacionales. El índice de calidad de vida nacional es del 79%, mientras en Chocó es un 58%. La esperanza de vida nacional es de 70,3 años; en Chocó es de sólo 58,3 años. La tasa de mortalidad en niños y niñas menores de 5 años es  también  superior a  la  media nacional.  En

2005, los menores de cinco años presentaron desnutrición en un el 60% de los casos, frente al 33% del promedio nacional. De ese porcentaje, el 77% sufría desnutrición crónica y el 45% tenía desnutrición crónica severa, frente al 2% del nivel nacional. Además, en los municipios priorizados por el programa se encontraron prácticas de lactancia materna y de alimentación complementaria inade­cuadas; prácticas deficientes de higiene y cuidado de los niños, así como de mala alimen­tación: monótona, baja en frutas, verduras, lácteos, carnes y grasas; y alta en plátanos. Más allá de todos estos datos, hay que tener en consideración que el 29% de las niñas entre 15 y 19 años en Chocó son madres o están embarazadas de su primer hijo. La tasa de mortalidad materna en Chocó triplica las tasas nacionales. Asimismo, la violencia de género en Chocó alcanza el 88,3%, superando por mucho la ya elevada media nacional (55%).

 

Por otro lado, existe un vínculo estrecho entre la inseguridad alimentaria y el conflicto armado. De acuerdo con la ‘Evaluación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en las Poblaciones Vulnerables de Colombia (2011)’,  la presencia de grupos armados al margen de la ley y de minas antipersona generan restricciones a la población para acceder a sus fuentes de alimentación: mercados, caza, recolección de frutos y pesca.

En los municipios priorizados por el programa se encontraron prácticas de lactancia materna y de alimentación complementaria inadecuadas; prácticas deficientes de higiene y cuidado de los niños, así como de mala alimentación (monótona, baja en frutas, verduras, lácteos, carnes y grasas; y alta en plátanos)

3. ESTRATEGIA

El programa se desarrolló en 58 comunidades (25 afrocolombianas y 33 indígenas) de 9 municipios: Quibdó, Carmen de Atrato, Rioquito, Nóvita, Sipí, Tadó, Istmina, Medio San Juan y Litoral del San Juan. En un primer momento, se realizó una revisión del marco legal existente en seguridad alimentaria, atendiendo en todo momento a la integridad cultural de los pueblos indígenas y grupos étnicos. En esta fase participaron 69 representantes de las etnias indígenas y 36 represen¬tantes legales de los consejos comunitarios de las comunidades afrocolombianas. Tras esta revisión, las comunidades llevaron a cabo un proceso de adaptación y  comprensión de los conceptos de seguridad alimentaria, nutrición y desnutrición.

El programa se centró en dos estrategias principales:

  • Estrategia comunitaria de recuperación nutricional de niños y niñas desnutridos a través del fortalecimiento de las capacidades para prevenir, detectar y remitir la desnutrición. El objetivo fue fortalecer el modelo intrahospitalario de atención que se venía implementando en Chocó desde 2007. Este modelo acarreaba grandes costos, bajas coberturas en la atención -sobre todo en zonas rurales- y una alta carga laboral para los profesionales de los centros de recuperación nutricional. Se proporcionaron conocimientos y herramientas para para detectar a los niños con desnutrición y enfermedades infecciosas, como el uso de la cinta de tres colores para medir la circunferencia del brazo, la detección de los signos físicos característicos de los niños desnutridos y los signos de peligro de las enfermedades prevalentes de la infancia: la Enfermedad Diarreica Aguda (EDA) y la Infección Respiratoria Aguda (IRA). Se suministraron mensualmente paquetes de alimentos a las familias de los niños con riegos de desnutrición aguda o global. Esto se complementó con otras iniciativas, como la promoción de la lactancia materna, la educación en salud y hábitos higiénicos y alimentarios, la vigilancia del estado nutricional de niños y gestantes, vacunación, la alfabetización de madres, así como la mejora de la calidad del agua y saneamiento básico.
  • Estrategia ‘Seres de cuidado’, una propuesta conceptual, técnica y metodológica que integró las estrategias de las Instituciones Amigas de la Mujer y la Infancia (IAMI), creando una guía de 13 buenas practicas. La metodología empleada en ‘Seres de cuidado’ se caracterizó por la participación comunitaria e institucional, basada en la escucha activa de diferentes actores implicados en la mejora de la salud y la nutrición en Chocó. La estrategia se diseñó para que los cuidadores, bajo el esquema de atención primaria en salud, implementasen y fortalecieran 13 prácticas claves a nivel comunitario que contribuyeran a reducir la morbilidad y la mortalidad por desnutrición, así como sus enfermedades asociadas en niñas y niños menores de cinco años.

4. RESULTADOS E IMPACTO

A continuación se muestran los resultados más destacados de la intervención:

  • El fortalecimiento de las capacidades para identificar niños y niñas desnutridos demostró ser eficaz. El uso de los conocimientos y herramientas proporcionadas ayudo a detectar un 35% del total de niños desnutridos. En este proceso participaron 169 voluntarios.
  • El indicador de la prevalencia de bajo peso para la edad experimentó una gran disminución en los niños y niñas menores de seis años atendidos, que pasaron de 15,3% a 10,7%. El programa disminuyó en un 28% la prevalencia de la desnutrición aguda. Al comparar los indicadores de nutrición con los niveles nacional y departamental, se puede concluir que gracias a la intervención, en las áreas de influencia del programa, la desnutrición global se ubicó 0,7 puntos porcentuales por debajo de las prevalencias reportadas por la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia (ENSIN 2010).  Por otro lado, la prevalencia del bajo peso en las gestantes registró una disminución, al pasar de 10,4% a 4,4%.
  • La utilización de agua potable para el consumo directo y la preparación de alimentos se considera un factor primordial en la nutrición. La medición identificó el incremento del consumo de agua segura por parte de las familias, reflejando a su vez una disminución de los casos de diarrea infantil. Al iniciar la intervención, solo un 27,9% de las familias realizaba algún tipo de tratamiento al agua; 9 meses después este indicador se elevó al 54,6%. En el último periodo de medición, el 76,6% de las familias aplicaban algún tratamiento en el agua para consumo, lo que supuso un aumento absoluto del 48,7%.
  • La preva¬lencia de la diarrea aguda en los niños y niñas en las comunidades seleccionadas se redujo en un 45%. Esta prevalencia se ubica 2,4 puntos porcentuales por debajo de la incidencia de la EDA en niños y niñas menores de cinco años, que en Colombia es del 13%. Las estrategias para la reducción de la diarrea disminuyen el riesgo de muerte por deshidratación o pérdida excesiva de líquidos durante la enfermedad.
  • El número de familias con un manejo adecuado de las basuras y residuos aumentó en un 51%. En el primer momento de la evaluación, sólo el 11,9% de las familias realizaban prácticas para la adecuada disposición final de residuos. En la medición final, el porcentaje registrado fue del 62,5%. Este es otro indicador clave en la desnutrición de los niños y niñas, dado que favorece la disminución de roedores y plagas que afectan el entorno y la salud de la población.

5. RETOS

  • Crear una agenda administrativa conjunta que defina cauces y procedimientos compartidos para reducir costos y gestionar de manera más eficiente. Hay que garantizar que, desde el principio, los programas cuenten con una estrategia de comunicación entre los actores bien definida, que permita transmitir a todos los destinatarios una comprensión del mismo más allá de eventos puntuales de promoción. También, es necesario dotar a la coordinación nacional del programa de mecanismos efectivos para exigir el cumplimiento de los compromisos asumidos por cada una de las agencias para garantizar el éxito de los programas.
  • Diseñar planes de acción teniendo en cuenta los tiempos de gestión de las comunidades, especialmente la indígena, y coordinar el inicio de las diferentes estrategias. El lapso de tiempo transcurrido entre el cierre del convenio y la firma del siguiente afectaron al desarrollo de los procesos. El desembolso de  recursos en ciclos anuales afecta la continuidad de las acciones y el logro de resultados.
  • Hay que sensibilizar a los altos responsables políticos y técnicos sobre la importancia de abordar la seguridad alimentaria y nutricio¬nal de forma intersectorial e integral. Educar y concienciar sobre la necesidad de la intervención y su metodología es vital para que los actores se comprometan.
  • Los hábitos, prácticas y costumbres culturales de la población requieren de un proceso prolongado hacia un cambio de comportamiento dirigido a una mejor salud y nutrición.
  • Instaurar procesos formativos como el diplomado en seguridad alimentaria y nutricional al inicio de la intervención a fin de facilitar la comprensión de la propuesta y el diálogo de líderes y lideresas. Favorecer el intercambio de experiencias en el contexto de la formación.
  • Formación de líderes comunitarios en talleres y diplomaturas con el objetivo de fortalecer sus capacidades para aplicar la propuesta en sus comunidades, y su incorporación a políticas públicas.  
  • Fortalecer el papel de las instituciones departamentales y locales para favorecer la sostenibilidad en el tiempo de las estrategias implementadas y sus impactos. Es necesario que estas estrategias se articulen como políticas públicas de carácter vinculante, como es el caso en Colombia de los planes de desarrollo municipal.
  • Es complicado garantizar el desplazamiento y permanencia de equipos de facilitación para interactuar con los actores locales, especialmente en las zonas de difícil acceso.
  • La rotación de personal en iniciativas de media y larga duración -mayores a dos años- genera vacíos de información y procesos de adaptación largos, que solo pueden ser abreviados con estrategias de información permanente y el mantenimiento de una memoria institucional actualizada. Hay que diseñar mecanismos para evitar la pérdida de recursos humanos y técnicos formados durante el proceso del programa, para garantizar la sostenibilidad  de las formas organizativas iniciadas y las buenas prácticas.
La estrategia 'Seres de cuidado' se caracterizó por la participación comunitaria e institucional

La estrategia 'Seres de cuidado' se caracterizó por la participación comunitaria e institucional


6. LECCIONES APRENDIDAS

  • El programa constituye una referencia de la capacidad y el impacto de la ONU cuando sus agencias trabajan de manera coordinada y multidimensional. Cada una aportó su conocimiento y experiencia. Sin embargo, para que la intervención sea exitosa es muy importante que los roles de las distintas agencias sean claros y se establezcan acuerdos sobre los objetivos comunes, consiguiendo un aprendizaje mutuo por parte de las agencias e instituciones vinculadas.
  • La cuestión de la representación dentro la comunidad es siempre problemática. El término “comunidad” a menudo se usa como si representara a una estructura homogénea, clara y definida. Sin embargo, oculta un abanico de intereses particulares en términos de posición económica, condición étnica, equilibro de género y edad. Resulta esencial acercarse a las comunidades teniendo en cuenta estas complejidades y no partir de hipótesis erróneas.
  • En la mayoría de los países, en materia de políticas públicas, las acciones sobre seguridad alimentaria y nutricional se orientan mediante planes verticales que abordan el problema desde la perspectiva exclusiva de cada temática: como salud, agricultura, educación e infancia. Carecer de una política pública horizontal sobre nutrición acarrea problemas de coherencia, articulación y coordinación, generando duplicidades de esfuerzos y un uso ineficiente de los recursos. Fue precisamente el trabajo interdisciplinario y la escucha activa con los diferen¬tes actores lo que permitió obtener una estrategia como ‘Seres de cuidado’.
  • La formación es la estrategia clave que permite a actores y beneficiarios comprender la importancia, repercusión y beneficios de los programas, así como conceptos relevantes tales como seguridad alimentaria y desnutrición, adaptándolas a su contexto. Es importante instaurar un proceso de formación continuada en las intervenciones de desarrollo.
  • El acompañamiento regular a las familias y comunidades es esencial para la mejora de las condiciones de vida y la adopción de buenas prácticas de salud, alimentación, higie¬ne y cuidado infantil.
  • Para asegurar una mayor apropiación y sostenibilidad es importante que los programas de desarrollo se sumen a las estrategias nacionales en marcha o a las políticas públicas establecidas.
  • Toda experiencia de desarrollo debe asumir un enfoque de abajo hacia arriba, en donde se consulten, validen e implemente con la comunidad el desarrollo de las distintas intervenciones. Para mejorar los niveles de impacto, apropiación y sostenibilidad es necesario priorizar el nivel local, vinculando a las comunidades, contrapartes locales y asesores regionales en los procesos de planificación, seguimiento y evaluación de las actividades.
  • La ubicación remota de muchas comunidades conlleva que no haya muchos profesionales dispuestos a correr riesgos para compartir experiencias con estos grupos y capacitarlos. Por tanto, cuando se trata de comunidades indígenas, es absolutamente necesario fortalecer las capacidades locales para llevar a cabo estas actividades y asegurar su éxito sea sostenible en el tiempo.
En 2005, el 60% de los menores de cinco años en Chocó presentaba niveles de desnutrición

En 2005, el 60% de los menores de cinco años en Chocó presentaba niveles de desnutrición


7. SOSTENIBILIDAD Y POTENCIAL DE RÉPLICA

Las prácticas impulsadas pueden constituir una referencia para el resto de proyectos de desarrollo que se ejecuten en Colombia, pero también para otros países. Esta intervención es especialmente relevante por la participación y el empoderamiento comunitario, principalmente de los grupos indígenas y afrocolombianos. Se involucró a organizaciones civiles, representantes indígenas y grupos de mujeres, que contribuyeron al proceso de manera activa.

En la toma de decisiones, las comunidades no fueron consideradas como simples beneficiarias sino como colaboradoras y gestoras de su propio desarrollo. Esto sirve para generar, poco a poco, cambios desde la base de la sociedad que luego van trasladándose a las instituciones públicas. Ese fue el caso de algunos cabildos y consejos comunitarios que, tras la intervención, comenzaron a incorporar algunas de las prácticas impulsadas por el programa. Es precisamente esta apropiación una cuestión vital de cara a la sostenibilidad de las acciones.