Mientras que las mujeres agricultoras realizan hasta el 75% del trabajo en el campo, tan solo son propietarias del 18,7% de las tierras agrícolas
Estudio de Caso
Etiopía: Programa Conjunto sobre Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres – Empoderamiento Económico de las Mujeres Rurales
SDGs ADDRESSED
Este estudio de caso se basa en las lecciones aprendidas del Programa Conjunto sobre Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres. Empoderamiento Económico de las Mujeres Rurales
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SECCIONES
Socios del proyecto
1. RESUMEN
Este programa conjunto se desarrolló para acelerar el empoderamiento económico de las mujeres rurales en dos regiones de Etiopía: Afar y Oromia. El programa también promovió la igualdad de género y se esforzó por reducir la pobreza rural.
2. SITUACIÓN INICIAL
Etiopía es el segundo país más poblado del África subsahariana, con una población de más de 105 millones. A pesar de los avances, todavía existen desafíos para garantizar un desarrollo inclusivo; las mujeres tienen menos acceso a las oportunidades económicas, la educación y la formación. Continúan existiendo desafíos culturales, sociales y estructurales para las mujeres a nivel individual, comunitario, institucional y político. Esto limita el empoderamiento de las mujeres y su acceso a servicios fundamentales.
La mayor parte de Etiopía es rural y tiene un enorme potencial para el desarrollo agrícola. Sin embargo, las mujeres rurales son especialmente vulnerables por su acceso limitado a la formación profesional, la educación formal, insumos agrícolas innovadores y financiación. También, tienen una propiedad y un control limitados sobre los activos productivos y las tecnologías. Mientras que las mujeres agricultoras realizan hasta el 75% del trabajo agrícola, tan solo poseen el 18,7% de las tierras agrícolas. A pesar de las políticas recientes para fortalecer la posición de las mujeres, las mujeres rurales todavía tienen acceso restringido a insumos agrícolas, fertilizantes, finanzas, crédito, servicios de extensión, tecnología e información. Estos factores limitan sus contribuciones a la seguridad alimentaria del hogar y al ingreso familiar. También enfrentan desafíos cuando se trata de diversificar su trabajo y construir activos productivos para enfrentar las sequías y otras conmociones debidas al cambio climático.
Otro desafío para el empoderamiento de las mujeres es la debilidad de las estructuras institucionales, incluidas las cooperativas, las instituciones de microfinanzas y las oficinas gubernamentales que no abordan adecuadamente las necesidades de las mujeres rurales. Debido a su limitada capacidad, estas instituciones no integran adecuadamente el género en la planificación y ejecución de actividades de apoyo al empoderamiento de las mujeres rurales. Además, solo un pequeño número de mujeres ocupan puestos de liderazgo en tales instituciones.
3. ESTRATEGIA
La estrategia del programa se centró en las regiones de Oromo y Afar, utilizando un modelo multifacético para generar servicios de extensión agrícola sensibles al género, apoyar la creación de cooperativas, promover la expansión de empresas agrícolas propiedad de mujeres y aumentar la participación de las mujeres rurales en las asociaciones de productores, cooperativas financieras y gremios. Gracias al compromiso activo del gobierno federal y regional, el programa conjunto abordó las barreras que impiden el empoderamiento de las mujeres rurales. Cuatro agencias de la ONU aportaron sus ventajas comparativas y experiencias en programas que empoderaron a las mujeres en Etiopía. La FAO aportó su experiencia en investigación agrícola, fomento de la producción y seguridad alimentaria. ONU Mujeres aportó su experiencia técnica en la incorporación de la perspectiva de género. El PMA y el FIDA aportaron su rica experiencia en el aumento de los ingresos y el capital social de las mujeres rurales a través de cooperativas y asociaciones de mujeres. Además, las organizaciones locales de mujeres de la sociedad civil trabajaron como socios para el desarrollo para apoyar la implementación efectiva del programa.
4. RESULTADOS E IMPACTO
El programa llegó a 2.500 mujeres rurales, que aumentaron su producción agrícola y mejoraron su seguridad alimentaria. Indirectamente, el programa impactó a 12.000 familiares, 14.000 miembros de la comunidad, 80 cooperativas de productores dirigidas por mujeres rurales con un total de 5.000 miembros y 3.000 mujeres de Cooperativas Rurales de Ahorro y Crédito (RUSACCO, en inglés). Como resultado, las mujeres y sus familias mejoraron su seguridad alimentaria y nutricional. Participaron en cursos sobre producción agrícola, manejo y control de reservas de alimentos en los hogares, así como cría de ganado. La capacitación técnica fue apoyada a través de insumos y tecnologías agrícolas innovadoras. Las mujeres rurales de Oromia lograron cosechas de 40 quintales de trigo, 45 quintales de maíz y 20 quintales de Teff (una planta herbácea) por hectárea, mostrando un aumento de la producción del 100%, 125% y 83%, respectivamente. El 80% de las mujeres rurales (1.997) pudieron alimentar a sus hogares tres veces al día con una dieta diversificada. Las mujeres rurales también aumentaron sus ingresos, lo que les ayudó a mejorar sus medios de vida.
El programa conjunto apoyó los negocios de mujeres rurales y los proyectos empresariales, así como sus habilidades de liderazgo y alfabetización. Asimismo, mejoró el acceso a la información sobre los mercados, servicios financieros y no financieros sensibles al género y a recursos productivos (tierra, tiempo y tecnologías de ahorro de mano de obra). Esto mejoró enormemente sus ingresos. De las 2.500 mujeres rurales en el programa, 1.066 pudieron crear fuentes de ingresos sostenibles y diversificadas. Esto les ayudó a tener ahorros personales que oscilaban entre los 14 y 508 dólares. Estas mujeres se dedicaron a actividades económicas que incluyeron pequeños rumiantes y engorde de bueyes, irrigación, ganadería y producción de cultivos, comercio de lácteos, ventas de artesanía, textiles, alimentos y bebidas calientes (té, café) y servicios de transporte en mula o burro y carretas de caballos. Un número mayor de mujeres participaron en asociaciones de productores para acceder a los mercados y mejorar sus ingresos. Por ejemplo, la cooperativa de procesamiento de leche Bekelcha Beri suministró leche y mantequilla a hoteles del distrito.
El programa ayudó a abordar la desigualdad de género y fortaleció la participación de las mujeres en la toma de decisiones, centrándose en promover cambios sociales sostenibles en las comunidades y dentro de los hogares. Como resultado, 1.335 mujeres (el 53%) ahora pueden tomar decisiones conjuntas con sus cónyuges sobre los recursos del hogar y asuntos relacionados con la venta de activos, como el ganado y el alquiler de tierras. 368 mujeres ahora participan en la toma de decisiones en instituciones rurales, incluidas las cooperativas de ahorro y crédito. Cuando comenzó el programa, no había mujeres rurales participando en los procesos de toma de decisiones de las instituciones rurales, por lo que el impacto del programa conjunto ha sido significativo. En la esfera pública, 108 mujeres (96 en Oromia y 12 en Afar) asumieron cargos en los comités de administración, auditoría, control y préstamo de sus cooperativas. Ninguna mujer ocupó tal cargo en ninguna de las regiones antes de que comenzara el programa. Además, 24 líderesas cooperativas, 54 líderesas de asociaciones de mujeres y 112 mujeres rurales recibieron capacitación sobre liderazgo y gestión, derecho de familia y derechos económicos. Además, 2.127 mujeres rurales (1.793 en Oromia y 334 en Afar) obtuvieron acceso a créditos y préstamos a través de sus cooperativas de ahorro. De las 900 mujeres que recibieron préstamos en la primera ronda, 744 mujeres rurales ya habían pagado sus préstamos al término del programa y habían accedido a otros para apoyar sus actividades económicas.
El programa conjunto también apoyó políticas sensibles al género y promovió un entorno institucional para fomentar el empoderamiento económico de las mujeres. Se creó la Red Nacional para la Igualdad de Género en la Agricultura para apoyar las políticas, estrategias y programas del sector agrícola sensibles al género y para aumentar la apropiación nacional. A través de esta red, el programa conjunto abogó por planes y políticas de género a nivel nacional. El programa también apoyó dos estudios: "Cálculo de la brecha de género en la productividad agrícola en Etiopía" y "Seguimiento del presupuesto del sector agrícola desde la perspectiva de género", para contribuir al desarrollo de políticas y aumentar la conciencia sobre las brechas de género. Un resultado notable fue el "Manual de Fortalecimiento Cooperativo de la Agencia Federal de Cooperativas (FCA)", que ahora es más sensible al género. Este manual tenía como objetivo fortalecer las cooperativas en todo el país e incorporó indicadores de acceso específicos para mujeres, incluido el seguimiento de la membresía y la participación de las mujeres.
5. RETOS
Las diferentes modalidades operativas y de implementación de los organismos de las Naciones Unidas participantes junto con diferentes estructuras organizativas y procesos internos presentaron un desafío. Funcionarios y otros expertos asistieron a talleres para abordar estos desafíos y mejorar el trabajo coordinado.
El programa mejoró el acceso y el control de las mujeres a la tierra. Sin embargo, los problemas complejos y sensibles en Etiopía en relación a la tierra, incluidas las actitudes tradicionales que se oponen al derecho de las mujeres a la tierra, supusieron desafíos. Una de las suposiciones del programa conjunto fue que existía un entorno propicio como resultado de la política federal y de una proclamación que otorgaba a las mujeres acceso a la tierra y al proceso de certificación conjunta de tierras del gobierno. Pero incluso con este entorno institucional positivo, la implementación de este proceso resultó difícil y el progreso fue lento. Para abordar estos factores, se deben continuar las campañas de concientización sobre género y el diálogo con los actores gubernamentales relevantes.
El programa experimentó retrasos debido al estado de emergencia y las graves sequías, que dejaron a millones de personas dependientes de la asistencia alimentaria de emergencia. La devaluación del Birr (la moneda nacional) frente al dólar causó retrasos en la adquisición de equipos. Para abordar las dificultades de implementación, se llevó a cabo una discusión de alto nivel entre los funcionarios federales, regionales y de distrito para establecer prioridades e informar a las participantes sobre las intervenciones del programa.
Las apretadas agendas de las participantes en el hogar y en los campos, junto con su conocimiento limitado sobre los beneficios de los cursos de alfabetización funcional para adultos, limitaron su participación, por lo que solo una pequeña cantidad de mujeres alcanzó niveles de alfabetización suficientes (capacidad para identificar y leer letras y números). Para superar estas dificultades, la comunicación continua con las oficinas de Educación y Asuntos de la Mujer y el Niño ayudaron a educar a las participantes y a crear un sistema de recompensas para quienes asistieron y tuvieron un buen desempeño.
Los complejos y delicados problemas de tierra en Etiopía, incluidas las actitudes tradicionales, fueron un desafío para aumentar el acceso de las mujeres a la tierra
6. LECCIONES APRENDIDAS
- La participación del gobierno y la apropiación nacional son clave para acelerar las actividades del programa y lograr resultados. El desarrollo de las capacidades institucionales debe continuar para garantizar que el gobierno se reúna con diferentes actores para prestar servicios a las mujeres. Es importante proporcionar manuales y directrices actualizados y personalizados para las actividades de formación, con el fin de cambiar las actitudes y percepciones sobre las cuestiones de género.
- Para asegurar resultados, las intervenciones deben alinearse con las políticas nacionales y mundiales sobre protección y promoción de los derechos económicos de las mujeres. Esto permite una mejor sinergia y menores costos de transacción, debido al uso de los acuerdos de gobierno existentes, el apoyo institucional y la infraestructura de implementación.
- Las nuevas tecnologías y productos agrícolas, como las semillas mejoradas, funcionarán mejor tomando en cuenta el cambio climático. Por ejemplo, las semillas de trigo mejoradas fueron útiles en la ciudad de Dodola (en Oromia), donde hay altas precipitaciones, mientras que no fueron tan útiles en el distrito AT-JK debido a su área seca. En la región de Afar, la variedad de trigo de tierras bajas podría haber sido productiva.
- La participación de hombres y niños en actividades de género brindó a las mujeres la oportunidad de expresar sus preocupaciones y trabajar juntos para identificar intereses mutuos. La participación masculina ayudó a llamar la atención sobre la importancia de las perspectivas familiares y abrió diálogos dentro de los hogares y las comunidades. Ahora, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres no se consideran únicamente un tema de mujeres. Por el contrario, los hombres se están involucrando como actores necesarios para estimular el cambio social.
7. SOSTENIBILIDAD Y POTENCIAL DE RÉPLICA
Los resultados del programa pueden volverse sostenibles trabajando a nivel de políticas y promoviendo mecanismos para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en Etiopía. Se ha logrado un impacto positivo en las vidas de más de 2.500 mujeres rurales y sus familiares a través del modelo multisectorial empleado para abordar las barreras individuales, institucionales y comunitarias de las mujeres rurales participantes. Los resultados muestran que esta estrategia conjunta puede replicarse y ampliarse en otras regiones de Etiopía. Se obtuvo financiación adicional de Suecia y Noruega para aumentar el número de beneficiarias, así como para llegar a las mujeres rurales vulnerables del distrito de Dubti y otras dos ciudades en Oromia.