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Estudio de Caso

Cuba: Fortalecer la Resiliencia de las Familias y Grupos Vulnerables Afectados por la Sequía en Santiago De Cuba


SDGs ADDRESSED

Objetivo 2: Hambre Cero Objetivo 3: Buena salud Objetivo 5: Igualdad de género Objetivo 6: Agua limpia y saneamiento Objetivo 11: Ciudades y comunidades sostenibles Objetivo 13: Acción climática Objetivo 17: Alianzas para los objetivos

Este estudio de caso se basa en las lecciones aprendidas del Mejora de la nutrición a través de un enfoque multisectorial
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Preparado por el Fondo ODS: Ekaterina Dorodnykh (Gestión del conocimiento y Monitoreo y Evaluación). Edición por Vesna Jaksic Lowe. Traducción y Maquetación por Victor Garrido Delgado.



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1. RESUMEN

El objetivo del programa fue mejorar la resiliencia de la ciudad de Santiago de Cuba para responder mejor a las sequías extremas e implementar medidas de adaptación frente al cambio climático. El programa conjunto mejoró el acceso al acceso al agua potable en los hogares y apoyó la producción agrícola, mejorando la seguridad alimentaria de la población más vulnerable.

Entrega de tanques de agua a beneficiarios en la comunidad de Abel Santamaría (Santiago de Cuba)

Entrega de tanques de agua a beneficiarios en la comunidad de Abel Santamaría (Santiago de Cuba)

2. SITUACIÓN INICIAL

Santiago de Cuba es la segunda ciudad más grande de Cuba. Por su ubicación geográfica, está amenazada por eventos meteorológicos extremos cuya frecuencia y gravedad se han intensificado en los últimos años. Santiago de Cuba lleva sufriendo graves sequías que han empeorado desde principios de 2015. Más del 90% de la población en Santiago de Cuba vive en edificios altos con reservas de agua multifamiliares en mal estado. La capacidad de los depósitos no es suficiente para almacenar toda el agua que se necesita. Además, las malas condiciones de las redes hidrosanitarias a menudo producen fugas de agua. De los 2.100 litros que necesita la capital, solo se entregan alrededor de 1.300 litros (62%) y otra parte se pierde por las fugas.

Como resultado, 460.000 personas se ven afectadas y cinco municipios sufren una sequía extrema desde 2015. En la ciudad de Santiago de Cuba, también se produjo un aumento de la morbilidad por enfermedades diarreicas agudas y las transmitidas por vectores debido a problemas ambientales, saneamiento y eliminación de desechos sólidos y líquidos. Esto se relacionó con la escasez de agua como resultado de aumentos en los ciclos de entrega (en algunos casos exceden los 16 días), la falta de recipientes adecuados para el almacenamiento y la ausencia de un cultivo para conservar el agua. La provincia de Santiago de Cuba es también una de las más vulnerables en términos de seguridad alimentaria y nutricional y sufre un aumento de las sequías

3. ESTRATEGIA

El programa siguió un modelo integral, abarcando toda la cadena de suministro de agua para fortalecerlo y prepararlo para las situaciones de sequía. La intervención incluyó la mejora del acceso al agua y el saneamiento para los pobres y marginados, educación en saneamiento e higiene, promoción de la gobernanza del agua y la adaptación al cambio climático. La situación exigió un monitoreo riguroso de la escasez de agua. Tres agencias de la ONU trabajaron con socios locales para introducir el sistema de alerta temprana hidrometeorológica.

Se promovieron modelos de gestión del agua y prácticas agrícolas resilientes a la sequía en la comunidad de Abel Santamaría, para fortalecer los vínculos entre los productores de hortalizas y las redes de protección social para personas mayores. Se garantizó el suministro de alimentos a personas dentro de las redes de seguridad social, incluidos 5.961 niños, 235 personas mayores y 165 mujeres embarazadas. Para diversificar sus dietas y mejorar su seguridad alimentaria y nutricional, el programa trabajó con los agricultores sobre cómo mantener un suministro de alimentos durante las sequías.

4. RESULTADOS E IMPACTO

El programa se centró en la capacitación para la gestión del agua en situaciones de sequía. Las actividades incluyeron establecer un sistema de alerta temprana para vigilancia meteorológica; instrumentos de gestión de riesgo del agua, medidas de adaptación para el uso seguro del agua; y el uso eficiente del agua para sostener la producción agrícola y mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de los grupos vulnerables.

El programa mejoró el almacenamiento y suministro de agua, así como el monitoreo y medición. El 95% de la población de Santiago de Cuba se benefició de un mejor monitoreo y manejo de las fuentes de suministro, control de distribución y calidad y eliminación de fugas de agua. En la ciudad de El Caney, 23.192 residentes se beneficiaron directamente de las mejoras en el laboratorio de calidad del agua y de la instalación de una planta de purificación. Además, 14.000 habitantes (7.350 mujeres) que vivían en edificios altos en Abel Santamaría mejoraron su acceso al agua potable gracias a la entrega de depósitos domésticos. Las mujeres solteras con hijos fueron priorizadas y se tuvo en cuenta la igualdad de género. En Abel Santamaria, 9.174 familias recibieron kits de higiene y capacitación sobre cómo consumir agua potable y reducir la transmisión de enfermedades infecciosas. Además, 30.525 personas (15,873 mujeres) se beneficiaron de nuevos tanques de agua de 250 litros. El programa llegó al 70% de las familias y al 100% de las escuelas e instituciones de salud. Las prácticas de higiene se promovieron a través de la estrategia de sensibilización "Agua segura“ para 18.712 personas (85,8% de mujeres) en Abel Santamaría y se capacitó a 1.050 promotores de salud (48,7% de mujeres). Como resultado, el Centro Urbano Abel Santamaria experimentó una reducción del 40% en los casos de enfermedades transmitidas por agua en 2017 respecto a 2016.

Cinco cooperativas agrícolas (101 productores, incluidas 74 mujeres) se beneficiaron de equipos, insumos agrícolas y capacitación para mejorar la producción en condiciones de sequía. Esto ayudó a garantizar el suministro de alimentos a las personas de las redes de seguridad social, incluidos 5.961 niños, 165 mujeres embarazadas y 235 adultos mayores. Los agricultores recibieron semillas resistentes a sequías, sistemas para reducir la evaporación y sistemas de riego de bajo consumo. Se reforzaron los vínculos entre los programas de protección social y las cooperativas, para lograr un suministro más diverso de verduras frescas en función de las preferencias de los beneficiarios. Se fortaleció la capacidad del gobierno local para monitorear dichos vínculos.

Se hicieron varios estudios y capacitaciones para mejorar la calidad del agua, los sistemas de alerta temprana y para promover enfoques integrados a las sequías y la producción agrícola, al tiempo que se promovieron enfoques sensibles al género. Por primera vez en Cuba, se incluyeron parámetros de género clave en la encuesta de percepción de la población, que se llevó a cabo como parte de los Estudios de Vulnerabilidad y Riesgo de Sequía.

5. RETOS

La devastación causada por los huracanes Matthew, en octubre de 2016 en Guantánamo, e Irma, en septiembre de 2017 que afectó a 13 de las 15 provincias de Cuba, causó retrasos en la implementación del programa, ya que las agencias de la ONU se centraron en los trabajos inmediatos de alivio y reconstrucción. La transferencia de tecnologías, que fue clave para lograr el monitoreo adecuado de las fuentes de suministro, fue más compleja de lo esperado. El embargo comercial con Cuba complicó el proceso de adquisición, particularmente las tecnologías para el monitoreo hidroeléctrico y meteorológico, equipos de computación y equipos para la producción agrícola.

El centro urbano de Abel Santamaría vio una reducción en las enfermedades transmitidas por agua del 40% en 2017 con respecto a 2016

El centro urbano de Abel Santamaría vio una reducción en las enfermedades transmitidas por agua del 40% en 2017 con respecto a 2016

6. LECCIONES APRENDIDAS

  • Las campañas públicas sobre el uso de agua potable y sobre hábitos de higiene saludables son clave para prevenir enfermedades infecciosas, que afectan a las poblaciones con acceso limitado al suministro. Actividades de sensibilización y capacitación en el uso eficiente y seguro del agua deben implementarse incorporando perspectivas de género y priorizando a los grupos vulnerables. La participación de líderes comunitarios de los sectores de salud pública y educación es vital para la sostenibilidad. Los mensajes de comunicación y deben apoyar el manejo seguro, la conservación y el almacenamiento del agua potable como parte de la adaptación al cambio climático.
  • La gestión eficiente y segura de las fuentes de suministro (depósitos de agua y cuencas subterráneas) es una prioridad. Es necesario mejorar la capacidad de monitoreo y control de los sistemas de distribución para garantizar la gestión sostenible del agua y la calidad del agua, especialmente durante las sequías.
Con el apoyo del programa, los residentes del centro urbano Abel Santamaría pudieron mejorar el acceso al agua potable mediante el uso de tanques de agua

Con el apoyo del programa, los residentes del centro urbano Abel Santamaría pudieron mejorar el acceso al agua potable mediante el uso de tanques de agua

7. SOSTENIBILIDAD Y POTENCIAL DE RÉPLICA

La intervención fortaleció los mecanismos de adaptación al cambio climático, utilizando un enfoque intersectorial e inclusivo de género. El trabajo conjunto entre el PNUD, el PMA y UNICEF ayudó a crear un modelo más integral de gestión del agua durante las sequías, integrando las acciones y consolidando los resultados. La sostenibilidad ha sido una prioridad para el programa, esto se reflejó priorizando la sostenibilidad en el enfoque de la sequía, y también fortaleciendo las capacidades nacionales y locales para garantizar que los resultados perduren incluso después de finalizado el programa. Empoderar a los actores locales a todos los niveles también ayuda a garantizar la sostenibilidad. Los resultados y las lecciones aprendidas de este programa pueden servir como referencia para programas integrales de gestión del agua y sostenibles en ciudades con escenarios similares.

Cinco cooperativas (101 productores, 74 mujeres) se beneficiaron de equipos, insumos agrícolas y capacitación para mejorar la producción en condiciones de sequía

Cinco cooperativas (101 productores, 74 mujeres) se beneficiaron de equipos, insumos agrícolas y capacitación para mejorar la producción en condiciones de sequía