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Estudio de Caso

Plantando las semillas del cambio en Etiopía


SDGs ADDRESSED

Objetivo 1: Poner fin a la pobreza Objetivo 2: Hambre Cero Objetivo 12: Consumo responsable y producción

Este estudio de caso se basa en las lecciones aprendidas del Etiopía: Fortalecimiento de la cadena de valor del aceite comestible
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1. RESUMEN

El variado paisaje de Etiopía es particularmente favorable para el cultivo de una variedad de semillas oleaginosas comestibles y la industria del aceite procedente de ellas era el tercer producto de exportación del país en importancia. En 2010, las semillas oleaginosas como el sésamo, el inga y la linaza, aportaron el 18% de las ganancias de divisas de Etiopía, haciendo de estas semillas una parte vital de la economía nacional. A pesar de ello, la industria estaba aun poco desarrollada y sufría problemas de producción, procesamiento y comercialización de las semillas.

El programa “Fortalecimiento de la cadena de valor del aceite comestible” (el programa) fue diseñado como un proyecto piloto para abordar estos problemas en el sector de las semillas oleaginosas en Etiopía. El programa trabajó para exponer el desarrollo de una cadena de valor de las semillas oleaginosas eficiente. Este programa tuvo como objetivo promover el emprendimiento, facilitar capital y servicios a los agricultores, aumentar la demanda de productos agrícolas y poner en contacto a los agricultores con los mercados, atendiendo a la producción, manipulación, procesamiento, comercialización y distribución de las semillas oleaginosas. Los resultados previstos del programa eran generar empleo e ingresos y fortalecer la productividad y la calidad de las semillas oleaginosas así como de la producción de aceite comestible, que condujera a un incremento de la seguridad alimentaria así como de los ingresos de los agricultores, procesadores y operadores.

Unidad de procesamiento de petróleo, Bahir Dar

Unidad de procesamiento de petróleo, Bahir Dar

2. SITUACIÓN INICIAL

Etiopía tiene unas condiciones agroclimáticas favorables para estos cultivos, sin embargo, la naturaleza de este subsector era el uso intensivo de la mano de obra. El entorno para los negocios era propicio, y la considerable demanda local considerable proporcionaba un margen suficiente para que los trituradores de semillas oleaginosas trabajaran a la máxima capacidad. A pesar de este potencial, no obstante, la industria procesadora de semillas oleaginosas seguía estando poco desarrollada. Las cuestiones y prioridades de inmediata y particular preocupación incluían aspectos de la producción, procesamiento y comercialización.

Producción: Las semillas oleaginosas eran la tercera materia más importante en términos de producción y exportación en Etiopía. Según la Agencia Central de Estadística de Etiopía (2008-2009), los cultivos oleaginosos ocupaban unos 0,86 millones de hectáreas, con cerca de cuatro millones de pequeños agricultores en las principales áreas de producción. Los principales cultivos del sector incluían sésamo, inga y linaza. A pesar de que esta producción contribuía a los ingresos de los hogares, estaba limitada por unas propiedades demasiado pequeñas y fragmentadas. El 86% de las propiedades que cultivaban semillas oleaginosas caía en el ámbito de menos de cinco hectáreas de extensión, el 12% correspondía a propiedades entre las 5 y 10 hectáreas, mientras que las que superaban las 10 hectáreas representaban menos del 2% del área total dedicada al cultivo de semillas oleaginosas. Una baja utilización de insumos agrícolas, una mala gestión agraria y una falta de producción orientada al mercado, como por ejemplo una agricultura por contrato y un sistema de recibos de almacenaje, junto con el elevado coste y la limitada disponibilidad de insumos (semillas mejoradas, fertilizantes y productos químicos), eran factores que contribuían a una baja productividad.

Procesamiento: La mayor parte del procesamiento lo llevaban a cabo unas 850 plantas de tamaño pequeño o micro, representando el 95% de la base industrial del sector del aceite comestible. El aprovechamiento de la capacidad en la rama    industrial se encontraba seriamente limitado, tanto  por la cantidad como por la calidad de las semillas oleaginosas disponibles. Muchas de estas pequeñas y medianas empresas utilizaban equipamiento y tecnología obsoletos. Las condiciones laborales y los niveles de los estándares sanitarios e higiénicos estaban muy por debajo de los valores aceptables. La capacidad de refinamiento del aceite comestible estaba limitada a aproximadamente 26 industrias de mediano y gran tamaño, utilizando sobre un 30% de capacidad. Teniendo en cuenta la intensidad de las importaciones (un coeficiente técnico que mide el porcentaje o la magnitud de los bienes intermedios importados necesarios para producir una unidad de demanda final), la industria del aceite comestible, con menos del 2%, representaba una oportunidad para ser competitiva tanto a nivel local como internacional, dada la base doméstica de la materia prima y su integración con la economía local. Pero el aprovechamiento de la capacidad del subsector del aceite comestible era, con diferencia, la más baja del sector de las industrias de elaboración alimentaria y de la media de las industrias manufactureras etíopes de los últimos años.

Comercialización: La comercialización y la distribución de semillas oleaginosas eran llevadas a cabo, básicamente, por comerciantes a pequeña y media escala, con unas instalaciones de comercialización limitadas, sobre todo para la recolección, almacenamiento y transporte. Esto causaba pérdidas cuantiosas tras la cosecha. La cadena de comercialización era larga, con muchos intermediarios que no le añadían mucho valor al producto final y con unos elevados costes añadidos. La falta de acceso a servicios de empaquetado, un acceso limitado a los servicios financieros, y poca colaboración vertical y horizontal, tanto interna como externa a la cadena, eran factores que impactaban negativamente en la industria.

El programa se desarrolló, de manera oficial, entre enero de 2010 y junio de 2013, y fue diseñado para utilizar al máximo los mercados ya existentes de aceite comestible, mediante la expansión del acceso al mercado, facilitando capital vital a los agricultores, aumentando la demanda de semillas oleaginosas y abordando los problemas de producción, distribución y comercialización. Tenía como objetivo ser una actividad generadora de ingresos que promoviera el emprendimiento y desarrollara una industria ya existente en la comunidad etíope. El programa, que se centraba en la creación de alianzas entre los sectores públicos y privados, perseguía ocuparse de los problemas sufridos por la fragmentación dentro del sector y resolverlos mediante el establecimiento de redes entre todos los participantes en la cadena de oferta y demanda.

3. ESTRATEGIA

El programa provocó un inmenso progreso en la atención a los problemas detectados en todos los aspectos de la industria ‒producción, procesamiento y comercialización‒ tomando la iniciativa para establecer grandes alianzas entre los sectores público y privado que incluyeran una variedad de agentes que trabajaran en la industria del aceite comestible. Para superar la falta de semillas oleaginosas de calidad y de redes que conectaran la cadena de valor, se establecieron dos sociedades de responsabilidad limitada (SRL) en Oromia y Amhara como asociaciones de procesamiento conjunto que trabajaban conjuntamente con organizaciones gubernamentales, servicios de desarrollo empresarial, agentes privados de comercialización y agricultores. Estas alianzas aumentaron la productividad y renovaron una industria que antes se consideraba moribunda.

Estas asociaciones constaban de 82 procesadores de aceite con el objetivo de colaborar para comprar tierras, equipamiento para refinar el aceite y para desarrollar y mejorar las estrategias comerciales con la ayuda de otros agentes públicos y privados como por ejemplo proveedores de desarrollo empresarial y de servicios financieros.

El innovador planteamiento de gestión conjunta emprendido por las tres agencias de la ONU implicadas en el programa (ONUDI, FAO y OIT) superó muchos de los problemas técnicos experimentados por la falta de cohesión del sector: En el nuevo modelo, cada socio hizo una contribución importante a la formación y funcionamiento de las compañías. Los procesadores participaron en una experiencia formativa y tuvieron el apoyo de una serie de agentes para fortalecer su capacidad empresarial. Recibieron formación por parte de proveedores de servicios de desarrollo empresarial, acceso a créditos bancarios para poner al día su equipamiento y contribuir colectivamente a la compra de una fábrica. También, se les presentó a nuevas redes de agricultores y compradores para comercializar y vender sus productos. Los procesadores no fueron los únicos en recibir apoyo; 700 productores también recibieron formación sobre prácticas de gestión del aceite comestible, emprendimiento, comercialización y finanzas. Los productores también pudieron acceder a préstamos para la compra de semillas.

El Gobierno de Etiopía también hizo una aportación vital al programa. Facilitó suelo industrial a los procesadores para promover el crecimiento. A través de su armonización con las políticas nacionales, las agencias de la ONU obtuvieron el pleno apoyo del gobierno, que les ofreció la flexibilidad para pilotar estas nuevas iniciativas. Las agencias y los socios aportaron un conjunto de competencias interdisciplinario al programa, permitiendo su eficacia y facilidad de implementación. El marco de asociación con el gobierno, principalmente con el Ministerio de Industria, facilitó un importante impulso a su implementación, tanto a nivel nacional como regional.

ACTORES IMPLICADOS:


4. RESULTADOS E IMPACTO

El programa representó un buen ejemplo de cómo una industria con dificultades revivió a través de la cooperación en forma de alianza entre los sectores público y privado. En conjunto, la iniciativa implicó cuatro grandes plantas procesadoras, 92 pequeñas y medianas empresas y cuatro unidades agrícolas.

Aceite comestible procesado

Aceite comestible procesado

 

Se mejoraron las capacidades de microempresas y de otras pequeñas y medianas, partiendo de una funcionalidad aproximada del 20% hasta el 80%. Los procesadores desarrollaron nuevas destrezas a través de la formación en técnicas modernas y visitas a grandes fábricas de aceite, y se dieron cuenta de que las formas tradicionales de procesar eran inadecuadas. Como procesador de aceite, Endalkashev explicó: “La formación cambió nuestra manera de pensar. Nos convencieron para unir nuestros recursos y nos hicieron pensar en establecer una gran refinería común”. La responsabilidad local se hizo evidente a través de las aportaciones financieras hechas por los procesadores de aceite, contribuyendo con el 30% de los fondos necesarios para establecer dos grandes instalaciones de procesamiento.

Las asociaciones de procesamiento recién creadas fomentaron la comunicación y los vínculos a lo largo de toda la cadena de valor, desde los agricultores hasta el gobierno y los servicios financieros. Estas redes beneficiaron, además, a la industria al ofrecer a los agricultores acceso a los mercados, y a los procesadores, materia prima.

Pero las capacidades se incrementaron no solo a través de los vínculos y la formación, sino que lo hicieron también a través del Banco de Desarrollo de Etiopía, que abrió tres líneas de crédito para que los productores pudieran solicitar préstamos. Este hecho ilustra la restauración de la confianza en la industria en toda la cadena de valor, no solo en la mente de los agricultores y procesadores, sino también dentro de las instituciones financieras y gubernamentales, sugiriendo la longevidad de la alianza. 

También, se avanzó en el empoderamiento de las mujeres y en la sostenibilidad medioambiental. Casi la mitad de los pequeños negocios estaban encabezados por mujeres. La contaminación se redujo y se promovieron técnicas agrícolas sostenibles.

1 Endalkashew en el artículo de Elise Sabbion “Uniendo a los productores de aceite de semilla”, http://www.mdgfund.org/es/story/uniendo-los-productores-de-aceite-de-semilla

“La formación cambió nuestra manera de pensar. Nos convencieron para unir nuestros recursos y nos hicieron pensar en establecer una gran refinería común”
Endalkashew, procesador de aceite

5. RETOS

La adquisición de tierra para crear un conglomerado con el fin de reunir a los procesadores de semillas oleaginosas en las mismas instalaciones tomó un tiempo considerable. La concesión de tierra por parte de las autoridades locales para las dos zonas industriales también llevó más tiempo de lo que se había planificado, pero finalmente se llevó a cabo, sentando las bases para la reubicación de los procesadores.

Hubo varios factores que tuvieron un gran impacto en la ejecución de la fase inicial, incluidas las elecciones, que tuvieron lugar seis meses después de la aprobación del programa. Tras estas elecciones, el Ministerio más implicado en el programa fue dividido en dos: el Ministerio de Comercio y el Ministerio de Industria.

El programa se adaptó, seleccionando semillas locales para su distribución mientras al mismo tiempo se iniciaba el ciclo de mejora de las semillas en semillas de base listas para su certificación. El proceso de cultivo de semillas se completó y las agencias fueron flexibles a los ajustes, pero en un primer momento los cambios tuvieron un impacto en el índice de implementación global, que originó un desembolso tardío del segundo tramo de asignación de fondos.

Se revisaron algunas actividades de la ONUDI y de la OIT. El análisis detallado de la situación mostró que primero el programa debía fomentar la confianza entre las diferentes partes interesadas y facilitar conversaciones sobre cuestiones de competencia, estándares de calidad, procesamiento y comercialización. Después siguieron las alianzas público-privadas, la certificación del sistema de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC) o la comercialización internacional.

Trabajador de procesamiento de semillas oleaginosas

Trabajador de procesamiento de semillas oleaginosas

6. LECCIONES APRENDIDAS

Estas son las lecciones aprendidas durante la implementación del programa sobre el terreno:

  • El decidido liderazgo gubernamental aseguró un diseño estrechamente vinculado (relacionado con la cadena de valor), una lógica más apegada al marco de resultados y un impulso al programa a lo largo de toda su implementación.
  • El “periodo inicial” permitió alguna redefinición de las actividades (basada en los estudios diagnósticos) mientras se mantenía el marco de productos / resultados dentro de la estructura de la cadena de valor. Sin embargo, el inicio debería considerarse una adición al periodo de implementación y no una parte de él.
  • La contribución de las universidades fue un valor técnico y social/étnico añadido particular a los métodos de implementación.
  • La implementación fue mucho más efectiva allí donde se asignaron para su entrega recursos con formación específica. Los Agentes de Desarrollo del Conglomerado añadieron valor a lo largo de la implementación del trabajo con los procesadores; los especialistas agrónomos contratados tras la evaluación intermedia para abordar las deficiencias en la vertiente productiva tuvieron un importante  impacto positivo, tanto en las actividades de implementación como en los resultados.
  • Aprendimos que se debería adoptar un método integrado/multisectorial al desarrollo para multiplicar los resultados e incrementar el impacto. Pero esto solo se podría asegurar minimizando el solapamiento de actividades entre las agencias y separando de manera clara los resultados y las responsabilidades.
  • En el aspecto operativo, aprendimos que tener los puntos centrales del programa juntos en un espacio físico mejoraba la comunicación entre las agencias.
  • El despliegue sobre el terreno de los Agentes de Desarrollo del Conglomerado, actuando como coordinadores locales para las diferentes agencias, fue una disposición vital para la implementación en el tiempo debido y para la creación de confianza con los beneficiarios. De hecho, los agentes estuvieron básicamente implementando actividades de la ONUDI y posteriormente la FAO decidió adoptar una disposición similar.
  • Las sinergias Ministerio/Oficina-Agencia, así como las relaciones entre productores, procesadores y comercializadores facilitaron un diseño y un contexto de implementación mucho más significativos de lo que hubiera sido posible si se hubiera puesto el foco sobre un solo componente. Las relaciones cambiantes entre agricultores, cooperativas y procesadores (asociaciones y sociedades anónimas) no fueron en absoluto forzadas.

7. SOSTENIBILIDAD Y POTENCIAL DE RÉPLICA

A lo largo de la implementación, el programa se centró en el desarrollo de la capacidad de sus beneficiarios directos y sus asociaciones, así como en la de las instituciones gubernamentales y los funcionarios locales/nacionales en la creencia de que los conocimientos en materia de gestión y técnicas se podían transferir y extender a otros agentes interesados del sector, asegurándose así de que las redes creadas continuarían el trabajo iniciado bajo la vigencia del programa. También, se apoyó a asociaciones, sociedades anónimas y otras organizaciones en el desarrollo de hojas de ruta, planes de acción y diseño efectivo de instalaciones en la zona industrial, cuya realización fue más allá del ámbito del programa. Las partes interesadas del conglomerado, tanto gubernamentales como del sector privado demostraron un sólido compromiso con este cambio.

Trabajador de procesamiento de semillas oleaginosas

Trabajador de procesamiento de semillas oleaginosas

El Gobierno de Etiopía, los beneficiarios y las agencias de la ONU coincidieron en señalar la sostenibilidad potencial de los beneficios y resultados demostrados del programa. Sin embargo, se requiere una segunda fase del mismo para consolidar el cambio que se ha producido. Con esta intención, después de la finalización del programa se celebró un taller final para difundir documentos e información clave relacionada con el mismo, en particular los resultados de la evaluación final del programa de aceite comestible, y para presentar el borrador de la propuesta de proyecto para una segunda fase del programa, que ha sido preparado de manera conjunta por la ONUDI, la OIT y la FAO. El Ministerio de Industria llevó la iniciativa en el proceso de movilización de recursos para la segunda fase del programa y defendió que las agencias de la ONU asignen fondos provisionales para el periodo de transición durante el que se deberían movilizar estos recursos.

Establecimiento de procesadores de aceite

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