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Estudio de Caso

Alianzas para combatir la desnutrición


SDGs ADDRESSED

Objetivo 2: Hambre Cero Objetivo 3: Buena salud Objetivo 16: Paz, justicia e instituciones fuertes

Este estudio de caso se basa en las lecciones aprendidas del Alianzas para mejorar la situación de la Infancia, la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en Guatemala
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1. RESUMEN

La intervención tuvo como objetivo favorecer y mejorar alianzas en Guatemala para 1) combatir la desnutrición, especialmente en menores de cinco años y madres embarazadas o en periodo de lactancia, y 2) para fortalecer la capacidad institucional en la materia, a través de políticas nacionales sobre seguridad alimentaria y nutricional. El programa también buscó coordinar actores, establecer estrategias de calidad en los servicios de salud y buenas prácticas alimentarias, revalorizando la cultura alimentaria local. La estrategia se desarrolló a tres niveles:

  • A nivel comunitario, rural e indígena, se trabajó para mejorar la producción de alimentos para el autoconsumo y para su comercialización, así como promover buenas prácticas alimentarias y entornos saludables, contribuyendo a la equidad de género.
  • A nivel municipal, se buscó mejorar la demanda y la oferta de servicios de salud y nutrición.
  • A nivel nacional, el foco fue fortalecer la capacidad y coordinación institucional.

Entre otras prioridades, destacó la necesidad de facilitar la capitalización de incentivos económicos, vincular a pequeños productores con programas gubernamentales y establecer el Observatorio de Alerta Temprana en Seguridad Alimentaria y Nutricional. Asimismo, el programa contribuyó al fortalecimiento de las instituciones gubernamentales encargadas de los procesos de desarrollo rural integral. En el sector de salud, se implementaron actividades de apoyo a la Red de  Servicios de Salud Pública en Totonicapán. Y también, se fortaleció la capacidad de atención al grupo materno-infantil.

La intervención dio como resultado el fortalecimiento de las capacidades de producción, acceso económico y consumo de alimentos de las familias en condiciones de vulnerabilidad física y social, en los ocho municipios de Totonicapán. Se atendieron un total de 3.946 familias, que implementaron buenas prácticas alimentarias. Se mejoraron las capacidades organizativas, administrativas, productivas y comerciales de 18 organizaciones de productores, integradas por 408 mujeres (el 55% del total de miembros) y 334 hombres (el 45%). Al menos 3.825 familias implementaron buenas prácticas alimentario-nutricionales y de hogar saludable. Esto se logró fortaleciendo los conocimientos y capacidades de los equipos de extensión municipal, apoyando la formación de promotores comunitarios en temas de hogar saludable, el trabajo de las madres consejeras y los huertos escolares pedagógicos.

El presente estudio de caso tiene como propósito exponer los aprendizajes, resultados y ejemplos prácticos de esta experiencia, de modo que sirvan para reforzar el conocimiento sobre los programas de seguridad alimentaria y nutricional.

En Guatemala, la mitad de la población de entre cero a cinco años padece desnutrición crónica

En Guatemala, la mitad de la población de entre cero a cinco años padece desnutrición crónica


2. SITUACIÓN INICIAL

En Guatemala, la mitad de la población de entre cero a cinco años de edad padece desnutrición crónica, constituyendo un número aproximado de un 1,3 millones de niños y niñas. Esto ubica a Guatemala como el país con mayor desnutrición crónica de América Latina; el sexto a nivel mundial. Sin embargo, el promedio nacional de desnutrición crónica (49,8%) oculta mayores desigualdades: el porcentaje de niñas y niños indígenas desnutridos (65,9%) está incluso por encima de la media mundial (34%), y supone más del doble del promedio latinoamericano (14%). Totonicapán supera aún más todas estas cifras, ya que el promedio de desnutrición crónica de esta área geográfica es de 82,2%, convirtiéndola en la población más vulnerable del país. Además, Totonicapán está dentro de los cinco departamentos con mayor proporción de pobreza. Según los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) en 2006, el 74% de la población en Totonicapán es pobre y el 20% es extremadamente pobre. La proporción de personas con pocos recursos ha permanecido invariable en los últimos años, si bien la proporción de pobres extremos ha descendido.

Los datos oficiales confirman que el 97% de la población del departamento de Totonicapán es indígena, presenta un nivel de analfabetismo de  81,5%, con una tasa de escolaridad de 3,3 años en los varones y 2,7 años en el caso de mujeres. La población rural indígena continúa siendo un grupo excluido en todas las esferas, incluyendo el acceso a servicios básicos, propiedad de la tierra, acceso a la justicia, participación en entidades y procesos de toma de decisión. Es, además, el grupo con más vulnerabilidad alimentaria explicada por sus condiciones de desventaja de empleo y su limitada capacidad de producción, a lo que se suman factores de riesgos naturales que han incidido en la producción de alimentos.

El Gobierno guatemalteco declaró de urgencia la prevención de la desnutrición crónica y puso en marcha la Estrategia Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica (ENRDC), con el objetivo de reducir la prevalencia en niños y niñas menores de cinco años a nivel nacional. Esta estrategia representa el esfuerzo gubernamental para afrontar de forma coordinada e integral las causas de la inseguridad alimentaria y nutricional.

El programa se implementó en un área que presenta una historia de triple exclusión: 1) una población mayoritariamente indígena, 2) con un alto índice de vulnerabilidad en niños y niñas menores de tres años y mujeres en edad fértil, y 3) que vive en condiciones de extrema pobreza.

3. ESTRATEGIA

El programa aplicó a una estrategia de intervención integral para responder a la multicausalidad de la desnutrición crónica. Las acciones realizadas se alinearon con la Estrategia Nacional de Reducción de la Desnutrición Crónica y con el Pacto ‘Hambre Cero’ de Guatemala. La  intervención se articuló en tres niveles:

  • En el ámbito de la productividad y la mejora de la economía y el consumo familiar, se trabajó para incrementar la producción de autoconsumo, diversificando los productos y facilitando el acceso a los alimentos, así como para impulsar la producción con fines de generación de ingresos. El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, como ente rector y coordinador del Sistema Nacional de Extensión de Cobertura Agrícola, lideró el componente productivo, apoyado técnicamente por la FAO. De cara al componente de educación alimentaria nutricional, se trabajó con actores locales clave, desde familias, maestros, promotores agrícolas y madres consejeras, hasta organizaciones, comisiones de salud y delegaciones locales de las instituciones del Estado. El programa otorgó el liderazgo al   Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social y al Ministerio de Educación para el desarrollo de  la estrategia de Escuelas saludables y huertos escolares pedagógicos, apoyados técnicamente por la OMS y la FAO.
  • En el ámbito de los servicios de salud, el programa buscó mejorar la cobertura de los niños y niñas menores de tres años y de las mujeres en edad reproductiva en atención prenatal, educación alimentaria y nutricional, lactancia materna y alimentación complementaria. Se otorgó el liderazgo al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, apoyado técnicamente por la OMS.
  • En el ámbito del fortalecimiento institucional y organización comunitaria, se contempló trabajar con el Sistema de Consejos de Desarrollo, las autoridades municipales y comunitarias y los grupos organizados de la sociedad civil para mejorar sus capacidades técnicas en la planificación e identificación de acciones contra la desnutrición crónica. El liderazgo le corresponde a la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, quien será acompañado técnicamente por la OMS. Asimismo, se buscó fortalecer la organización comunitaria, a los promotores comunitarios y madres consejeras para asegurar una red de capital humano empoderada en aspectos agrícolas y herramientas de consejería para facilitar la continuidad de los procesos iniciados.
La población de Totonicapán es mayoritariamente indígena y presenta un nivel de analfabetismo del 81,5%

La población de Totonicapán es mayoritariamente indígena y presenta un nivel de analfabetismo del 81,5%


Respecto al área territorial de intervención, las acciones se focalizaron en 44 comunidades seleccionadas de los ocho municipios que componen Totonicapán. Este departamento fue seleccionado por consenso con la Secretaria de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) atendiendo a los resultados del Tercer Censo Nacional de Talla en Escolares del Primer Grado de Educación Primaria del Sector Oficial de la República de Guatemala. Estos mostraron que Totonicapán es el departamento con mayor prevalencia de desnutrición crónica en relación al nivel nacional, con un 69,4%, siendo mayor en niñas (70,9%) que en niños (67,9%).

4. RESULTADOS E IMPACTO

El programa fortaleció las capacidades de producción, acceso económico y consumo de alimentos de 3.946 familias en condiciones de vulnerabilidad física y social en 44 comunidades de Totonicapán.

Totonicapán es un departamento con una cultura organizativa muy fuerte. La intervención se basó en la organización ya existente en cada comunidad y desarrolló estrategias que contribuyeron a la participación de la sociedad civil y de las autoridades a nivel comunitario y municipal. Se generaron espacios para una mayor participación de mujeres, considerando que son ellas quienes tienen un papel determinante en la reducción de los índices de desnutrición crónica. Para  este caso particular fue muy importante la participación de las Oficinas Municipales de la Mujer. Por otro lado, se fortalecieron los grupos y organizaciones, especialmente indígenas y de mujeres, encargados de organizar la seguridad alimentaria y nutricional en el marco de la Estrategia Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica (ENRDC). Al término de la intervención, 339 líderes (283 mujeres y 56 hombres) sensibilizados por el programa ocupaban cargos directivos en estas organizaciones. Paralelamente, se organizó una estructura comunitaria vinculada al sistema de extensión agrícola, consistente en 270 promotores formados y con capacidad de dar seguimiento a las actividades de producción de alimentos para el autoconsumo de familias.

De cara a la mejora de las prácticas para producir alimentos nutritivos para el autoconsumo, 3.825 familias recibieron insumos para la producción de alimentos e implementaron buenas prácticas de producción y almacenamiento. Las actividades de formación estuvieron a cargo de los equipos municipales de extensión del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, con el apoyo técnico y metodológico del programa. El proceso se ejecutó mediante las metodologías “Aprender-Haciendo” y “Campesino a Campesino”, realizando 12 encuentros, 16 giras de intercambio de experiencias, 2.716 talleres de capacitación en temas diversos y un encuentro a nivel departamental con promotores.

También, se establecieron 36 parcelas de experimentación campesina, logrando promover otras 36 prácticas agrícolas que diversificaron la producción. Para la transferencia de conocimientos se establecieron 139 Centros de Enseñanza Aprendizaje (CEA). Por otro lado, se implementó exitosamente la Estrategia de Educación Comunitaria a través de una Red de Madres Consejeras en 42 comunidades de los ocho municipios. Esta red se fue formando y fortaleciendo por medio de las educadoras comunitarias del programa en las  reuniones de capacitación y seguimiento. Al cierre del programa, 4.108 mujeres participaban en 23 grupos liderados por una madre consejera.

El programa fortaleció las capacidades de producción, acceso económico y consumo de alimentos de 3.946 familias en condiciones de vulnerabilidad física y social en 44 comunidades de Totonicapán

En relación a Escuelas Saludables se logró que en las comunidades se promovieran prácticas de promoción de la salud. Esto incluyó procesos de capacitación para 5.979 escolares, 230 docentes, y el 71% de los padres y madres de familia, que recibieron información y capacitación en temas de salud y nutrición. Se elaboró material didáctico, disponible en las 40 escuelas. También, se apoyó la mejora de la infraestructura escolar con la inversión complementaria de 2 millones de dólares, que realizó la Fundación TIGO.

Los grupos de familias organizados también desarrollaron proyectos productivos agrícolas y comercializaron los excedentes, aumentando así sus ingresos. Se seleccionaron 18 emprendimientos en los municipios de Santa Lucia la Reforma, Momostenango, San Cristóbal  Totonicapán y Totonicapán, cuyas actividades productivas consistieron en la producción de hortalizas a campo abierto (ejote y arveja china para exportación), producción de tomate bajo invernadero, producción de hongos comestibles, producción y procesamiento de plantas medicinales y transformación artesanal de frutas y verduras (agroindustria). Estas 18 organizaciones integraron a 742 productores (408 mujeres, lo que representa el 55%, y 334 hombres, el 45%).

En relación a las acciones en apoyo a la red de servicios de salud, se fortaleció la capacidad de atención al grupo materno-infantil en los tres niveles de atención. Se crearon 27 puestos de salud en el primer nivel, nueve centros de atención permanente y un centro de atención integral materno infantil en el segundo nivel, y un hospital nacional en el tercer nivel. Además, las principales actividades de salud incluyeron: la capacitación del personal para la atención basada en normas para el primer y segundo nivel (330 personas); la dotación de insumos y equipamiento a servicios de salud de los tres niveles de atención; y el apoyo en la implementación del registro nominal del Sistema de Información Gerencial de Salud, junto con el desarrollo de herramientas para análisis de información. También, se otorgó al 90% de niños de las familias participantes en el programa el carné de crecimiento y atención nutricional.

El programa trabajó para incrementar la producción de autoconsumo, diversificando los productos y facilitando el acceso a los alimentos

El programa trabajó para incrementar la producción de autoconsumo, diversificando los productos y facilitando el acceso a los alimentos


5. RETOS

  • Si bien la participación de diferentes agencias de Naciones Unidas demostró ser una metodología multidimensional muy eficaz en cuanto a los resultados, el elevado número de agencias participantes en esta intervención generó incompatibilidades y problemas de comunicación. Esto puso de manifiesto la necesidad de diseñar programas con un número menor de agencias (tres o cuatro como máximo) y de crear una agenda administrativa conjunta que defina cauces y procedimientos compartidos para reducir costos y gestionar de manera más eficiente. Hay que garantizar que, desde el principio, los programas cuenten con una estrategia de comunicación entre los actores bien definida, que permita transmitir a todos los destinatarios una comprensión del mismo más allá de eventos puntuales de promoción.
  • El diseño del programa definió los mecanismos de coordinación y gestión a través de estructuras nacionales y locales en los ámbitos más operativos. Sin embargo, es necesario que el programa defina mecanismos efectivos para exigir el cumplimiento de los compromisos asumidos por cada una de las agencias para garantizar el éxito.
  • La alta rotación de personal que tuvo lugar con el cambio de gobierno a inicios de la implementación supuso un reto para la continuidad de las actividades y el fortalecimiento de los procesos iniciados a nivel local.
  • El proceso de empoderamiento comunitario para la toma de decisiones presentó limitantes como la falta de confianza de las familias hacia las Juntas Directivas.
  • Los hábitos, prácticas y costumbres culturales de la población requieren de un proceso prolongado hacia un cambio de comportamiento dirigido a una mejor salud y nutrición.

6. LECCIONES APRENDIDAS

  • El programa constituye una referencia de la capacidad y el impacto de la ONU cuando sus agencias trabajan de manera coordinada y multidimensional. Cada una aportó su conocimiento y experiencia. Sin embargo, para que la intervención sea exitosa es muy importante que los papeles de las distintas agencias sean claros y se establezcan acuerdos sobre los objetivos comunes, consiguiendo un aprendizaje mutuo por parte de las agencias e instituciones vinculadas.
  • Realizar un diagnóstico previo a la intervención es vital para conocer las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades que ofrece el contexto nacional con vistas a construir la institucionalidad de la seguridad alimentaria y nutricional. La información veraz es clave para la elaboración de políticas públicas y la toma de decisiones acertadas.
  • La coordinación de varios actores requiere un liderazgo inclusivo, participativo y con objetivos claros. En el momento de seleccionar al personal que asumirá esta función deben tenerse en cuenta estas características. El estilo de liderazgo de quien conduce los procesos se proyecta al resto del equipo.
  • El involucramiento y la sensibilización de todas las partes implicadas fue clave para conseguir el apoyo y las alianzas con los municipios. Es importante respetar y planificar adecuadamente los diferentes procesos y tiempos de cada uno para evitar la sobrecarga de actividades.
  • Una de las mayores fortalezas de la intervención fue la de facilitar alianzas entre diversos actores, especialmente en el nivel municipal, esto definitivamente incidió en lograr mejores resultados. La eficacia de un modelo de atención a la desnutrición crónica exige de un enfoque multidimensional y de una acción articulada y coordinada entre los ministerios y actores que coinciden en un mismo territorio. Para ello es necesario contar con espacios de coordinación a nivel central, departamental y municipal que contribuyan a romper paradigmas de trabajo aislado.
  • Las estructuras creadas por el programa, como el comité técnico a nivel nacional y el comité de gestión a nivel departamental, favorecieron el diálogo, la comunicación y el intercambio de información, traduciéndose finalmente en planes de trabajo consensuado y conjunto. Este aspecto es fundamental porque permite potenciar los efectos de acompasar adecuadamente las acciones de múltiples actores, llenar eficientemente los vacíos y ampliar las posibilidades de cobertura en las intervenciones.
En relación a Escuelas Saludables se logró que en las comunidades desarrollaran prácticas de promoción de la salud

En relación a Escuelas Saludables se logró que en las comunidades desarrollaran prácticas de promoción de la salud


  • Es una buena práctica apoyarse en estructuras locales ya existentes, sin generar nuevos mecanismos institucionales. El fortalecimiento de las municipalidades, los consejos de desarrollo y las comisiones de la seguridad alimentaria y nutricional, permitieron reactivar un instrumento viable para la coordinación, inversión, y seguimiento de las acciones la materia.
  • Visualizar las comisiones de seguridad alimentaria como instrumentos útiles de gestión para todos los participantes ayudará a su consolidación. Tal y como están estructuradas tienen el potencial de funcionar como salas situacionales que favorezcan una mejor inversión y un mejor  monitoreo de los recursos. Es un espacio en el que tienen cabida no sólo las instituciones públicas sino también actores clave de la sociedad civil, y por tanto es el espacio idóneo para realizar permanentemente un mapeo de todas las intervenciones en el municipio, conocer dónde están las lagunas de información, los espacios de oportunidad y las sinergias. Con ello se conseguirá una inversión más eficiente y eficaz de los recursos.
  • Una de las principales lecciones aprendidas fue la importancia de focalizar la acción en las comunidades y familias de mayor vulnerabilidad frente a la seguridad alimentaria y nutricional. En un abordaje integral, a mayor focalización, impactos más positivos. La priorización de las comunidades debe realizarse de acuerdo a indicadores apropiados, y a la definición de criterios técnicos y equitativos. Además, las acciones deben acompasarse en el tiempo adecuadamente para potenciar los efectos de una atención integral, lo que exige de una priorización de los grupos de familias beneficiarias, así como de una formalización de criterios de selección consensuados en las propias comunidades. Es importante también mejorar el liderazgo y el involucramiento comunitario, así como reducir el riesgo de interferencias político-electorales, de modo que la determinación de los criterios y selección final de las familias se realice de forma consensuada, con la participación de las autoridades locales, de los consejos comunitarios de desarrollo y la representación de las alcaldías municipales.

7. SOSTENIBILIDAD Y POTENCIAL DE RÉPLICA

Las prácticas impulsadas pueden constituir una referencia para el resto de proyectos de desarrollo que se ejecuten en Guatemala, pero también para otros países. El enfoque de sostenibilidad aplicado por el programa se basó en generar una responsabilidad compartida entre los beneficiarios y el gobierno local, departamental y nacional. El programa implementó una estrategia que tuvo como pilares centrales la organización comunitaria, la articulación de espacios de coordinación y participación, y la transferencia de conocimientos, metodologías e insumos, tanto a los beneficiarios como a las instituciones responsables del desarrollo de la Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional.

Esta intervención es especialmente relevante por la participación y el empoderamiento comunitario, principalmente de los grupos indígenas. La organización comunitaria es uno de los componentes de sostenibilidad de la Estrategia Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica. Empoderar y dar entrada a la parte comunitaria es fundamental para asegurar una mayor sostenibilidad de las acciones. Una estructura comunitaria (Asambleas, Juntas Directivas, Red de madres consejeras, de promotores, y consejos educativos) formada, y sensibilizada tiene mayores garantías de seguir trabajando articuladamente a favor de la seguridad alimentaria. La experiencia de trabajo demostró que los actores comunitarios que siguen participando en las Comisiones Municipales de Seguridad Alimentaria y Nutricional son los que están empujando las acciones porque tienen un mayor recorrido de trabajo y están más sensibilizados con el problema. Son conscientes, sienten y viven la necesidad en su día a día y están suficientemente empoderados para seguir trabajando en acciones a favor de sus comunidades.

Para asegurar la continuidad y sostenibilidad de los Centros de Enseñanza Aprendizaje, las Juntas Directivas, las redes municipales de promotores, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación,  por medio de los Equipos de Extensión de cada municipio, continuará el proceso de capacitación y asistencia técnica.

A nivel institucional, la continuidad de las acciones dependerá tanto del grado de liderazgo y apropiación alcanzado por las instituciones como de su capacidad técnica y financiera. El grado de liderazgo e institucionalización de las acciones principales del PC ha sido muy alto, lo que garantiza una mayor apropiación y condiciones más favorables para su continuidad. Todos los procesos se consensuaron y alinearon con la Estrategia Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica (ENRDC) y el Pacto Hambre cero.

El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, la Secretaria de Seguridad Alimentaria y Nutricional y el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social vieron fortalecida su estructura institucional y mantuvieron en sus presupuestos los niveles técnicos para dar continuidad a las acciones. Sin embargo, la sostenibilidad depende en gran medida de la asistencia técnica y financiera que las instancias de los gobiernos locales, departamental y central garanticen pero también de la continuidad y apoyo de otros actores como el Sistema de Naciones Unidas. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) manifestó el compromiso de continuar apoyando en los municipios priorizados por el PC los procesos de autogestión comunitaria, a través de las Oficinas Municipales de la Mujer y las Comisiones Comunitarias de Seguridad Alimentaria. El programa sembró un germen en relación a la autogestión, pero es importante que se consolide. Por ello, las municipalidades e instancias operativas tienen una gran responsabilidad a la hora de involucrar sus presupuestos en el acompañamiento y desarrollo de los contenidos que den vida y dinámica a los espacios de diálogo generados con las comunidades y municipios.