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Septiembre 27, 2018
Mujeres rurales acceden al crédito y al ahorro en Paraguay



Las mujeres conforman el 47% de la población en las áreas rurales de Paraguay. Estas mujeres, agricultoras, pescadoras, ganaderas, artesanas, comerciantes, que durante siglos han sido protagonistas de la agricultura familiar campesina, sin embargo han estado históricamente invisibilizadas. El trabajo que realizan en el hogar a menudo no es valorado y se confunde con el realizado en la explotación agrícola, de manera que no se reconoce el aporte que hacen en la agricultura y para la seguridad alimentaria de la familia. Todo ello las ha alejado de los beneficios del desarrollo, limitando su a servicios de asistencia técnica, tecnologías o mercados, así como a algo tan fundamental como los servicios bancarios ahorro y acceso al crédito.

El acceso y el uso de productos y servicios financieros de calidad son esenciales para el crecimiento económico inclusivo y la reducción de la pobreza. En el caso de las mujeres, la inclusión financiera es doblemente importante debido a los desproporcionados niveles de pobreza que padecen como resultado de la división desigual del trabajo y de la falta de control sobre los recursos económicos. Esto hace que muchas mujeres siguen dependiendo de sus maridos, y cerca de una de cada tres mujeres casadas en países en desarrollo no tiene control sobre el gasto de los hogares en compras importantes, según datos de Naciones Unidas.

Si bien en los últimos años se han logrado importantes avances en la ampliación del acceso a los servicios financieros formales en los países en desarrollo, como es el caso de Paraguay, aún persiste una brecha importante en el acceso entre hombres y mujeres. Esto se ilustra mediante una medida básica de inclusión financiera: la titularidad de cuentas bancarias. A nivel mundial, solo el 58 por ciento de las mujeres tiene una cuenta en una institución financiera formal, en comparación con el 65 por ciento de los hombres.



Para hacer frente al desafío de la inclusión financiera femenina, el Programa Conjunto del Fondo de Naciones Unidas para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Fondo ODS) en Paraguay ha trabajado en los últimos tres años junto al Gobierno el PCSAN apoyando a colectivos de mujeres emprendedoras. En los últimos años han impulsado medio centenar grupos de ahorros conformados únicamente por mujeres, indígenas y campesinas. Más de 800 mujeres han tenido, por primera vez, acceso a una cuenta de ahorros.

“Estamos sumamente contentas con la experiencia” relata Regina Sosa, la Presidenta del Comité Administrativo del Grupo de Ahorro de la comunidad Toro Kangué, del departamento rural de Caaguazú, participa del PCSAN. Este Grupo de Ahorro está integrado por doce mujeres y un hombre, quienes trabajan activamente en la organización comunitaria. “La mayoría de beneficiarios pensaban que iba a ser difícil ahorrar, pero en la medida que iban desarrollando la metodología del programa, descubrieron que sí era posible”.

La metodología de ahorro y crédito es una de las líneas de trabajo del PCSAN (siglas por las que se conoce al programa del Fondo ODS en Paraguay) en la línea de la reducción de la pobreza. El enfoque de este programa, diseñado en el marco de la los Objetivos de Desarrollo Sostenible, abordó la desnutrición infantil y materna en áreas rurales vulnerables del país con un enfoque de derechos, de género y de respeto a la diversidad cultural.

Pensábamos que iba a ser difícil ahorrar, pero en la medida que se iba desarrollando el programa programa, descubrimos que sí era posible

Regina Sosa
Presidenta del Comité Administrativo del Grupo de Ahorro de la comunidad Toro Kangué

Las mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible pero su acceso limitado al crédito, la asistencia sanitaria y la educación se encuentra entre los muchos retos a los que se enfrentan. Empoderar a este colectivo no sólo es fundamental para el bienestar de las personas, familias y comunidades rurales, sino también para la productividad económica general, dada la amplia presencia de mujeres en la mano de obra agrícola mundial.

Mejorar la condición social y económica de las mujeres dentro de sus hogares y comunidades tiene un impacto directo en la seguridad alimentaria y la nutrición, en particular en la nutrición infantil. Por ejemplo, estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico  muestran que las mujeres, si se les da la oportunidad de controlar los ingresos adicionales del hogar, tienden a gastar más en alimentos, salud, ropa y educación para los niños que los hombres. Por lo tanto, la igualdad de género es esencial para lograr la seguridad alimentaria y la nutrición, tanto ahora como para las generaciones futuras.