Septiembre 20, 2018
Conocimientos prácticos mejoran la nutrición de las familias en el Cauca colombiano
El conflicto armado en Colombia ha dañado la producción, las instituciones, la seguridad alimenticia y la confianza social en el país. Debido a las causas y consecuencias del conflicto, los territorios del Cauca, en el sur de Colombia, son especialmente vulnerables. Las estructuras organizativas se han debilitado, el tejido social se ha roto y la autonomía alimenticia está en declive. Desde 2015, un programa del Fondo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Fondo ODS) suma esfuerzo junto a actores locales e internacionales para revertir la situación a través del impulso producción agrícola sostenible de los cultivos indígenas. Los centros de aprendizaje de técnicas prácticas para el fortalecimiento de los medios de vida y la producción diversificada están marcando la diferencia.
A partir del principio metodológico "aprender haciendo", el programa se ha centrado principalmente en la seguridad alimentaria y la nutrición, la integración de acciones y conocimientos, compromisos institucionales con las organizaciones y los productores locales y regionales. Así, como en la mejora de las capacidades económicas de los pequeños agricultores mediante el fortalecimiento de los medios de vida, la producción diversificada, las cadenas de valor y el desarrollo de mercados inclusivos como medio de construcción de la paz en los territorios.
El programa ha fortalecido las capacidades técnicas y productivas de 407 familias que participan en los procesos de formación mediante el principio metodológico “Aprender Haciendo” a través de los 18 Centros Demostrativos de Capacitación Comunitaria (CDC). Con el fin de mejorar los sistemas productivos y promover el uso eficiente del agua en la producción agrícola, entregados tanques plásticos para almacenamiento de agua y sistemas de riego por goteo autocompensado (se riega cada planta y no hay desperdicios en calles o surcos, evitando también competencia por arvenses).
Asimismo, 395 familias fueron capacitadas en planificación de huertas con enfoque agroecológico y gestión de riesgos, enfocando aprendizaje en diversificación de cultivos, siembras escalonadas para mantener producción constante de alimentos, afrontar mejor, emergencias presentadas por sequías, y vientos fuertes. Dictados talleres de preparación de abonos orgánicos líquidos y sólidos, incluyendo abono tipo Bokashi, y biopreparados para el control de enfermedades e insectos que afectan la producción de hortalizas. Igualmente se construidas áreas de bienestar, cuartos de herramientas, lavamanos Tippy tap, cuyeras, germinadores y cubiertas e invernaderos con el fin de mitigar efectos adversos del clima.
Por su parte, se promovió el uso de especies locales que contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional de las familias, como la arracacha, yuca de año, maíz amarillo de año, papa sisa, maíz matahambre, fríjol calima, yuca bajona, piña, variedades de papa, oca, majua, yacón, haba, manzanilla, romero, hierbabuena, caléndula, orégano, tomillo, alcachofa, fríjol cacha, calabaza, acelga, perejil, cebolla larga, zapayo, achira, quinua, arveja piquinegra, entre otros.
Además, todos los centros de enseñanza cuentan con viveros comunitarios de especies locales, que se están reproduciendo para protección de cuencas y microcuencas. Producidos más de 15,7 toneladas de alimentos en los 18 centros. Implementadas 400 réplicas de huertas familiares. Identificados 33 custodios de semillas en los CDC y 10 vigías del clima. Desarrollados intercambios (trueque) de semillas, y productos agrícolas, “bendecidos” de acuerdo a saberes locales por las comunidades.
Por último, también se realizó la entrega del componente pecuario compuesto por unos 400 cuyes. De esta forma las familias van a disponer de proteína de origen animal para complementar su dieta y contribuir a mejorar su alimentación y nutrición. Construido recetario que recoge las diversas preparaciones y platos típicos locales, así como algunas recetas enseñadas por el técnico de cocina, en las que se incluyen verduras y frutas, que promueven diversidad de la dieta y aumentan frecuencia de consumo.
Buenas prácticas para la soberanía alimentaria
Este conjunto de acciones están encaminadas a fomentar la difusión y apropiación de buenas prácticas culturalmente apropiadas en aspectos de soberanía alimentaria y hábitos de vida saludable asimismo como fomentar valores y tradiciones de las familias y comunidades de grupos étnicos a través de proyectos que fortalezcan la autosuficiencia alimentaria o que apoyen actividades que contribuyan a la obtención de alimentos, procesos que están considerados en sus Planes de vida o, que hayan sido concertados con las comunidades.