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Diciembre 24, 2014
Empoderando a las mujeres: Buenos negocios y mucho más



Paloma Durán,  Directora del Fondo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible


De acuerdo al Informe de Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU de 2014, publicado recientemente, el mundo ha hecho grandes progresos en los Objetivos del Milenio. Sin embargo, hay desigualdades de género significativas que persisten y las mujeres continúan sufriendo discriminación, especialmente en el ámbito de educación, trabajo y participación en asuntos públicos. Dos tercios de los adultos analfabetos en el mundo son mujeres, y más del 65% de la gente más pobre a nivel global son mujeres y niñas. Por lo tanto, los avances en equidad de género son esenciales para la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible.

La desigualdad de género es un asunto multidimensional, y tiene raíces profundas en las estructuras económicas y culturales de las sociedades, por lo tanto, requiere enfoques integrales. Un aspecto muy importante a considerar es el empoderamiento femenino, que debe ampliar las oportunidades de elegir de las mujeres y asegurar su acceso a recursos para ejercer esas elecciones. Trabajando de cerca con los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado, el Fondo para el logro de los ODM lanzó una estrategia dual para alcanzar la igualdad de género: programas específicamente diseñados para lograr la igualdad de género y el empoderamiento femenino, pero, al mismo tiempo, que aseguran que el resto de nuestros esfuerzos de desarrollo promuevan oportunidades equitativos para hombres y mujeres, niños y niñas.

A través de entrenamiento técnico, del fortalecimiento de la capacidad cívica y de apoyo financiero directo como capital semilla, becas para emprendimiento y microcréditos; el fondo ODM fue capaz de ayudar a grupos rurales de mujeres indígenas para ejercer completamente sus derechos de ciudadanía y desarrollar oportunidades de generación de ingresos. En Bolivia, 12.817 mujeres obtuvieron certificados de nacimiento y documentos de identificación por primera vez, lo que les permitió acceder a préstamos bancarios y ejercer su derecho al voto. Cuando el programa comenzó, sólo el 27% de las mujeres votaban, y cuando terminó, el 97% participaban en procesos electorales locales y nacionales. Un tercio de las mujeres emprendedoras que participaron en estas sesiones de entrenamiento fuero nominadas a listas electorales. El 60% fueron elegidas.

En la región etíope de Tigray, donde las mujeres tienen muy poco acceso a sistemas financieros, médicos, educativos y sociales, el programa “No dejaremos a ninguna mujer atrás” del Fondo ODM otorgó becas, alfabetización y habilidades de negocios para permitir a estas mujeres vulnerables ayudarse a sí mismas y a sus familias. Estos servicios han beneficiado a más de 32,560 mujeres, permitiéndoles mejorar su participación en el sector económico. Invertir en el empoderamiento femenino también es buen negocio para el sector privado. Los informes de los programas del Fondo ODM indican que los incrementos en los ingresos de las mujeres están conectados al aumento de los ahorros de las familias, lo que significa un mercado potencialmente mayor.

En Egipto del Norte (SALASEL) y Vietnam, los programas facilitaron las conexiones entre las cooperativas locales de mujeres y los sectores de exportación en términos de productos y desarrollo de nuevos mercados. Con el entrenamiento técnico adecuado, las mujeres se convirtieron en una fuente de trabajo altamente cualificada, conduciendo la región a un desarrollo económico más productivo y saludable. Además, cuando las mujeres están empoderadas económicamente, contribuyen para el bienestar general de sus comunidades en términos de mejor nutrición, educación infantil, entre otros. Esto podría ser una manera efectiva para las compañías para construir sociedades más equitativas y prósperas. Por otra parte, las mejoras en las condiciones económicas y en el acceso a los derechos civiles también resultaron en una mejor participación femenina en los asuntos públicos y los procesos de toma de decisiones, lo que facilitó un cambio de actitudes en asuntos relaciones con la igualdad de género en varios contextos.

No hay recetas perfectas para crear programas que resuelvan la desigualdad de género. Es necesario entender el problema en el contexto de una sociedad particular para llegar a mejorar la calidad de vida de las mujeres, en cualquier parte del mundo. El sector privado, junto a las ONGs y los gobiernos, son actores claves para llegar a las causas estructurales de este problema. Con los futuros ODS, se espera que el sector privado tome un rol más visible. Incrementando la participación de este sector, la calidad de vida de la sociedad en conjunto mejorará, así como mejorarán las vidas de la mitad de la población mundial, las mujeres.

Basados en la experiencia exitosa de los programas conjuntos del fondo ODM, el recientemente creado fondo ODS tiene como prioridad absoluta el empoderamiento de la mujer en todas las áreas de su trabajo, y busca alianzas más innovadoras con el sector privado para construir modelos de negocio prósperos, sostenibles e inclusivos.