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Marzo 23, 2017
Cómo prevenir las toxinas del maíz que amenazan el crecimiento infantil en Guatemala



El maíz es el alimento básico y uno de los símbolos culturales en Guatemala. Desde los antiguos mayas, que lo veneraban como un elemento sagrado, las sucesivas generaciones de guatemaltecos han hallado en este cereal la clave para su sustento y supervivencia, y aún hoy sigue constituyendo el elemento central de la dieta nacional. Ya sea en forma de tortillas, atole, de recados, fresco, tostado, molido o en tamales, el maíz aporta el 50% de las necesidades nutricionales de la población, tanto de carbohidratos como de proteínas. Por este motivo, para que el maíz siga siendo una fuente de vida, nutrición y desarrollo en Guatemala, resulta imprescindible resolver una problemática nutricional que afecta principalmente a las comunidades rurales y más vulnerables: las aflatoxinas y la fumonisinas del maíz.

Las aflatoxinas son uno de los cancerígenos biológicos más peligrosos que se conoce. Se trata de un tipo de toxina generada por distintas especies de hongos que aparecen en los cultivos expuestos a sequías severas o en condiciones elevadas de humedad. Según la OMS, el consumo prolongado de alimentos contaminados con aflatoxinas del tipo B1 puede acarrear problemas de salud tan graves como el cáncer de hígado y esófago, lesiones cardíacas, edemas pulmonares o el retardo en el crecimiento de niños y niñas, especialmente los menores de cinco años, ya que afecta la adecuada absorción de vitaminas y minerales. Si además estos en alimentos contaminados también están presentes también las fumosininas, el poder de este agente cancerígeno se dispara. Por ello, las regulaciones sanitarias actuales recomiendan evitar el consumo de maíz que tenga más de 20 ppb (partes por billón) de aflatoxinas y 6ppm (partes por millón) en caso de las fumonisinas.

Un estudio llevado a cabo en 2013 por la investigadora Olga Torres para la determinación, caracterización y evaluación de la presencia de aflatoxinas en el maíz en Guatemala demostró que el 90% de las muestras analizadas y detectadas con aflatoxinas eran del tipo B1 y que el 70% de los hogares de niños y niñas menores de dos años consumían maíz contaminado.


Esfuerzos conjuntos en San Marcos

Guatemala inició hace unos años un programa a nivel nacional para vigilar la calidad del maíz. Sin embargo, este programa no llegaba hasta los mercados locales, particularmente a las tiendas de las aldeas rurales donde se vende “maíz de primera, maíz picado y maíz podrido”. En cada comunidad existen los compradores de “mulco” o maíz podrido, que son personas que viven en la miseria y que sólo pueden adquirir este último.

Como contribución a los esfuerzos del Gobierno de Guatemala para reducir el consumo de maíz contaminado con aflatoxinas, el Fondo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Fondo ODS) implementa el programa conjunto “Seguridad Alimentaria y Nutrición en municipios priorizados del departamento de San Marcos”, en la región suroccidental del país. En el marco de este programa y con apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), las agencias especializadas FAO y el PMA están llevando a cabo acciones orientadas a reducir la presencia de aflatoxinas en el maíz para consumo humano en 40 comunidades rurales de cuatro municipios: Tacaná, Tajumulco, San Lorenzo y Esquipulas Palo Gordo.

Las acciones del programa conjunto incluyen actividades de difusión, sensibilización y capacitación a personal técnico y comunitario sobre las aflatoxinas y fumonisinas los efectos en la salud humana y animal que produce el consumo de maíz contaminado con estas substancias. Asimismo, desarrollaron sistemas de monitoreo para identificar la procedencia y analizar el maíz consumido por las familias participantes. Esto ha permitido detectar con mayor facilidad la presencia de maíz contaminado, y recomendar la implementación de buenas prácticas o identificar nuevos proveedores.

Maíz Guatemala

 

Progresos medibles

En su tercer año de funcionamiento, el programa ha comenzado a arrojar resultados prometedores. Los últimos informes de monitoreo muestran que se ha logrado reducir en casi la mitad el porcentaje de muestras de maíz con altos niveles de aflatoxinas, de 11% inicial a 6,71% actual. Asimismo, los niveles de fumonisinas presentes en el maíz consumido por las familias participantes no han superado el 1%. Esta reducción en los niveles de aflatoxinas tiene relación directa con las intervenciones del programa, sobre todo gracias a los talleres impartidos a las 1.500 familias participantes sobre cómo seleccionar las mazorcas saludables de sus cosechas.

Además, los resultados de las últimas evaluaciones revelan un aumento en la variedad de la dieta de las familias y una mejora de sus ingresos en un 13% de media.

Muchas de las personas beneficiarias explicaban que, por desconocimiento del daño que podía causar a su salud, al a salud de sus familias y también de sus animales, seguían consumiendo maíz podrido. Ahora, poco a poco, han ido cambiando estos hábitos de consumo de maíz podrido y adoptando una serie de criterios de calidad en el momento de almacenar y/o comprar el maíz.

El objetivo final de estas actividades contra las aflatoxinas y las fumonisinas en el maíz es contribuir a la seguridad alimentaria y la nutrición de las familias, especialmente de las mujeres y los niños y niñas menores de dos años. Fortaleciendo y compartiendo conocimientos, promoviendo el empoderamiento y participación de líderes locales, y fortalecimiento de las instituciones públicas a nivel local, departamental y nacional, el gran objetivo de acabar con la desnutrición crónica y asegurar la salud infantil en Guatemala está un poco más cerca.